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Joshua se acercó a la cama para despedirse de Seokmin y de su criatura en espera. Tenía que haberse ido al hospital los 15 minutos pasados pero no podía irse sin decirle adiós a sus bebés. No le importaba llegar tarde, esté era un asunto muy importante.

—Y serás mi consentido o consentida, si lo serás— habló con voz de bebé al pequeño abultado vientre de Seokmin, quien reía.

—Te vez muy bobo haciendo eso.

—Me veré muy bobo pero es necesario hablarle al bebé para que sepa que aquí está el mejor padre del universo— acarició la panza de Seok.

—Pues señor bobo, váyase a trabajar o perderá su trabajo y no podrá consentir a su hijo— lo empujó fuera de la cama.

—O hija— se levantó para evitar los empujones—. Yo te paso a buscar y después de tu ultrasonido almorzamos juntos, amor.

—Me parece bien— estiró sus labios, recibiendo un pequeño beso.

Cuando Joshua salió de la habitación, se levantó sin muchas ganas en dirección al baño. Tenía que aguantar unos 2 días más trabajando porque aunque solo tenga 17 semanas de gestación su espalda estaba matándolo.

Sonrió emocionado acariciando su pequeño vientre, por poder formar aquella familia que alguna vez deseó desde que conoció a Joshua.

No obstante, tenía miedo y mucho.

La razon principal, y verdadera, por la que no quería tener hijos era porque al ser abogado, le habían tocado varios casos de divorcios junto con la patria potestad siendo, para él, situaciones que no quería que le sucedieran pero que podrían pasarle a cualquiera.

Y no dudaba de que entre Joshua y él había un gran amor, aliviando que tal vez, nunca, se separaran por aquel vínculo fuerte de amor. Solo eran momentos que le ponían miedoso.

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Pero tal vez no quiera su incapacidad tan pronto.

Los síntomas de embarazo, en mayor parte cayeron hacía Joshua volviéndolo un poco insoportable.

—¿Lo puedes creer papá? No es un bebé sino son dos— comentó eufórico—. Tengo buena puntería.

Eso es increíble Joshua, dice tu madre que en 30 minutos estamos en tu casa.

—Aquí los esperamos— se despidió y colgó.

Seokmin estaba en el comedor a punto de terminar su trabajo pero había olvidado sus gafas en su habitación y le pidió a su esposo que se las trajera para que el no subiera las escaleras y luego tuviera que bajarlas otra vez. Quería evitar caminar porque sus pies le dolían horrores.

Y al parecer tuvo que ir por sus gafas él mismo porque Joshua estaba muy ocupado viéndose en el gran espejo que había en su habitación.

—¿Me veo gordo, amor?— movía su cuerpo en diferentes ángulos pendiente de si había más tejido adiposo del normal.

—¿En serio me estás preguntando esto?— cuestionó con el ceño fruncido.

—Claro, sino no lo estaría haciendo— bufó abrochandose, con dificultad, el pantalón.

—Te comiste 4 hamburguesas ayer Joshua, respondete tú solo— estando dispuesto a salir de su habitación la voz de su esposo se lo impidió.

—Pues tu tampoco estás tan delgado, mirate esa panzota— dijo enojado con el rostro alzado.

—Es porque estoy embarazado— aclaró con obviedad—. De dos bebés, no de uno.

—Oh, es verdad— sonriente se agachó teniendo frente a él, un vientre de voluptuoso tamaño—. Aquí están mis bebés, mis hermosos hijos.

—Como sea— rodó los ojos—. Tengo que terminar mi trabajo, Joshua. Ya sueltame.

Joshua, que estaba abrazado al estómago de Seok, lo miró con tristeza—. ¿Porqué no quieres que te abrace? ¿Ya no me amas?

—No llores, solo iré al comedor a trabajar— miró a su esposo con cansancio—. Te amo mucho, Joshua — le limpió las lágrimas.

—Yo también te amo mucho, mi amor— se levantó feliz y beso a Seokmin —. Mis padres vienen pronto.

—Que bien— asintió dándole una sonrisa corta. Salió de su habitación rápidamente para evitar la bipolaridad de Joshua.

Seokmin siempre era alguien serio con los demás y con Joshua las cosas cambiaban, se portaba muy cariñoso y alegre.
Pero estos últimos meses no soportaba  los repentinos cambios de humor de Joshua.

Y no solo eso, sino cargar con una panza grande, que le salgan estrías, los dolores en la espalda y los pies. Ya no lo soportaba pero tenía que aguantarse, después de todo lo hacía por Joshua y su amor a los niños.

HijosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora