🩷 2

88 8 0
                                    

—Preguntame que quiero de regalo de cumpleaños— Joshua sonrió mostrando su hilera de dientes blancos.

—¿Qué quieres de regalo de cumpleaños?— Seokmin tomó en sus manos las latas de atún para ser guardadas en la despensa.

—Bebés— mantuvo su misma sonrisa brillante—. Quiero un hijo.

—O hija.

—De verdad.

—No de juguete.

—Ni una mascota.

—Ni un robot, uno de verdad— especificó, esperando una respuesta.

Seokmin ignoró todo lo dicho por su esposo, siguiendo con su labor de acomodar las latas simétricamente por marca, precio, color y tamaño.

—¿Me estás escuchando?— borró su sonrisa poniendo el rostro serio.

Sabía que cuando Seokmin estaba concentrado no le prestaba atención—. Ajá, quieres un, ¿qué?¿Robot?

—Hijos, Seok, quiero hijos— repitió resumidamente.

—Ya te dije que no, Joshua — continuó metiendo las comidas enlatadas en los gabinetes de la cocina.

—Pero, ¿porque no?— la desilusión, en su cuerpo entero, estaba presente.

—Porque no, Joshua — negó—. No tengo tiempo para niños.

—Pero ese no es un problema, yo tengo todo el tiempo— insistió—. Tenemos empleos estables, nos pagan muy bien, tenemos demasiado dinero en nuestras cuentas de ahorro, dos autos, una casa grande, seguro de vida, soy pediatra, tu abogado, el apoyo de nuestras familias en caso de alguna mala circunstancia no falta, estoy a dos días de cumplir 31 años, me estoy volviendo más viejo. Lo tenemos todo, estamos más que listos para tener un bebé.

El silencio fue la respuesta de Seokmin.

—Por favor, amor, solo uno te pido y ya no más— rogó con desespero—. ¿No sientes esa necesidad de ser padre?

—No la siento— contestó sin darle demasiada importancia moviéndose unos pasos hacia la izquierda, específicamente al refrigerador para meter las carnes frías y verduras.

—Pues yo sí, no soy un cobarde como tú— admitió con la mirada en alto como todo hombre valiente que no le tiene miedo a su esposo.

Seokmin que estaba agachado metiendo el salmón en la nevera interrumpió su acción poniéndose de pie, encarando seriamente a Joshua.

Al ver el rostro sin expresión de Seokmin, cambio su semblante de valiente a uno de miedo.

—No soy ningún cobarde, he dicho que aún no tendremos hijos y punto.

Joshua hizo un puchero molesto dispuesto a contradecir—. No Seokmin, siempre se hace lo que tú dices.

Cruzó los brazos indignado—. ¿Lo que yo digo?

Asintió rápidamente.

—Y, ¿que cosas exactamente haces como yo digo?— recalcó el yo estando en la misma posición.

—Las cortinas las pediste de un azul que me costó mucho trabajo conseguir.

—¿Es todo?— alzó una ceja.

Negó y siguió hablando pero esta vez imitando la voz de Seokmin —. Joshua lava mi auto, Jisoo cocina pasta, Joshua firma aquí, Jisoo llámale a mi madre, Jisoo ven a buscarme, Joshua bésame, Joshua de perrito no, Joshua muévete más rápido, Joshua chupamela, Josh—

—Joshua, basta.

—Joshua basta— imitó—. ¿Ves que siempre hago lo que tu dices?

Seokmin negó rodando los ojos—. Entonces, vamos a practicar como hacer hijos— lo tomó de la mano, sacándolo de la cocina.

No era la respuesta que esperaba, protestante habló—. Pero eso lo hacemos siempre.

—Entonces ve a ver un documental o algo en el televisor— Seokmin regresó a la cocina dejando a un triste y desilusionado Joshua.

HijosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora