Edgar observa el exterior atraves de la ventana más cercana, inundado de sus propios pensamientos.
— ¿En qué piensas, Edgar? — la pregunta viene de Göndul. El chico despega su vista del exterior, sus ojos pasan por las tres mujeres que los acompañan en el desayuno.
— En lo que haré más tarde —es una mentira que no afectará a nadie.
— ¿Fuiste a la biblioteca ayer?
— Por supuesto. Pero es muy grande, así que no pude explorar con calma.
— Tenía planeado ir hoy. Puedes acompañarme si gustas.
Medita unos segundos la invitación, no tiene mucho que hacer, solo pensar en los raros eventos que han sucedido.
— Me encantaría. Es un buen lugar para leer.
Especialmente porque esta casi vacío la mayoría del tiempo.
Termina su desayuno con lentitud, mientras piensa en Beelzebú y Nikola. Edgar tiene un debate mental sobre su relación las siguientes horas antes de que Göndul le haga señas para ir a la biblioteca. Nuevamente se lleva el cuaderno, deja las cartas, ya que no las quiere perder.
Ya en el lugar, lo primero que hace es dirigirse hacia el piano qué había visto ayer, mientras Göndul se dirige hacia otro. Contempla el objeto que se mantiene firme sobre la plataforma, la luz del sol que atraviesa por una ventana redonda, en la parte superior, cae directamente sobre el instrumento.
Sienta a alguien colocarse a su lado. Es la anciana de lentes, que le sonríe con amabilidad, otra vez.
— Es majestuoso ¿verdad? — Edgar asiente de acuerdo.
— ¿Por qué hay un piano en una biblioteca?
— Oh, solo decoración un poco extravagante. Somos un pueblo extraño después de todo —su mirada se suaviza— Aunque la última vez que alguien vino a tocar alguna melodía en este magnífico instrumento fue hace como treinta años, si no me falla la memoria.
— ¿Alguien venía a tocarlo? —la curiosidad que siente es bastante notable.
— Si. Era un joven pelinegro y de ojos obscuros. Normalmente era alguien serio. Tocaba una triste melodía que inundaba toda la biblioteca, con solo escucharla te deprimias de lo triste que sonaba. La última vez que vino, fue especialmente triste, sonaba como si él piano soltara un llanto desgarrador.
Edgar se quedó en silencio, procesando lo que le acababan de decir.
— ¿Sabe el nombre del joven?
—Desgraciadamente no lo recuerdo. Hace ya muchos años de esto.
— Ya veo.
— Aunque, dicen las malas lenguas, que en hay momentos de la noche en la que él piano llora.
— ¿Un piano que llora? —la sola idea sonaba ridícula.
— Es solo un rumor. Nunca e podido comprobarlo por mi misma.
La platica termina, la amable anciana regresa a su trabajo, cualquiera que sea en un lugar tan abandonado.
Edgar se queda ahí, no quiere moverse, algo esta apunto de pasar. Su instinto se lo dice.
Y no se equivoca.
Siente un aire frío recorrer su cuerpo, dándole escalofríos. Algo a cambiado, no tarda en averiguarlo.
— No Nikola, no insistas.
Beelzebú sube a la plataforma y se sienta en el banco frente al piano. Edgar escucha un sonido de tristeza provenir del científico.
— ¡Pero Beel...!
Beelzebú hace ademán de que se calle, llevando su dedo a sus labios. Eso parece suficiente para que Nikola obedezca.
En un movimiento elegante, Beelzebú recorre las teclas del instrumento, luego, una entonación con tintes de tristeza apareció, envolviendolos por completo.Edgar observa a Beelzebú tocar la canción. Se ve tan absorto en su propio mundo, lleno de emociones no habladas, siendo tan imperfecto como lo puede ser un humano. Su mirada pasa hacia Nikola, quien al igual que el hace menos de cinco segundo, está totalmente concentrado en Beelzebú, apreciando el momento.
El chico puede ver el destello de los ojos aguamarina. Por la forma en la que Beelzebú escribe sobre Nikola, puede decir que es la persona más importante de su vida en ese momento, pero Beelzebú no se queda atrás ante la perspectiva de Nikola.
Por primera vez en todo el rato, nota el periódico que Nikola tiene en mano. Automáticamente se fija en la fecha.
7 de Junio.
Suelta un sonido de indignación.
¿Qué tanto se ha perdido?
— ¡Edgar! —escucha que alguien lo llama. Es la voz de Göndul.
El sonido de piano parece alejarse, hasta que desaparece al igual Beelzebú y Nikola.

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Cartas
FanfictionEdgar va al pueblo donde su madre creció. Ahí se encuentra con Göndul, quien le entrega un cuaderno que contiene escritos de un tal Beelzebú, donde menciona mucho a un tal Nikola. ¿Qué se supone que haga con esta información?