Capítulo 27: En Redshore City

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Yazmín aún no podía sentirse tranquila, la llegada al hospital había sido hacía ya varias horas, pero aún no sabía nada sobre el estado de Rosita. Para cuando llegó aún había luz natural, pero estando en el interior eso parecía olvidarse. No tenía a nadie más, no tenía a nadie quien realmente la quisiera o se preocupara por ella en esa ciudad aún nueva para ella, pero en aquellos momentos, Rosita era quien más le importaba, la cerdita había hecho ese largo viaje solo para saber la verdad, a pesar de su embarazo y el delicado estado en el que podía encontrarse. El que ella hiciera ese viaje tan arriesgado y largo era directamente su culpa y sabía que si es que Rosita llegaba a perder a su bebé o si es que sufría algún problema de consecuencias graves, nunca se lo perdonaría. En aquel momento de angustia había llamado a Johnny. Procuró no hablar con él luego de todo lo que ocurrió y por haber arruinado la relación entre él y Ash, pero en su desesperación por buscar consuelo era que había decidido llamarlo.


Mientras conectaba la llamada pensaba bien en qué poder decirle, intentaría ser breve y le pediría que fuera pronto para poder ver que se podía hacer, pero mientras el tono de espera se escuchaba, más comenzaba a sentir como es que se le apretaba el nudo en su garganta, exactamente el mismo que había intentado ahogar mientras estaba en esa sala de espera. Johnny debía odiarla en ese momento, esas fotos que ya se habían hecho conocidas en todo el mundo y que solo habían servido para que pudiera liberarse de la gata, y la culpabilidad de haber arruinado esa relación y toda la reputación del teatro comenzaba a provocar que la angustia comenzara a aflorar más y más en su interior. Al cuarto tono de espera ya sentía que comenzaba a aflorar la primera lágrima en su ojo derecho.

- ¿Hola? – escuchó entonces de parte de Johnny


Iba a decirle algo, al menos decirle hola, pero no pudo, el nudo en la garganta le impedía.

- ¿Hola? ¿Yazmín?


Un gimoteo salió de su garganta cuando escuchó esas palabras del joven gorila, ya sabía que iba a llorar y no lo iba a poder evitar, debía al menos decirle a Johnny lo que ocurría.

- ¿Yaz...?

- ¡JOHNNY! ¡VEN! ¡VENGAN, POR FAVOR!


Su llanto había llamado la atención de los pocos visitantes que se encontraban esperando también en esa sala de espera, quienes levantaron sus vistas de sus teléfonos o del televisor que colgaba en una esquina de la sala, pero mientras se comenzaba a calmar, cada uno regresaba a lo que hacía y comenzó de nuevo a quedar todo en casi completo silencio. Yazmín pasó las siguientes horas en esa sala de espera, una que otra vez entró al baño que había para intentar refrescarse su rostro y beber un poco de agua. Ni siquiera había llevado dinero así que no podía comprar nada en la cafetería que se encontraba al lado o en la máquina expendedora de golosinas que había ahí. Lo que más hubiera querido ahí habría sido un café y tal vez algún pastel para poder combatir el hambre o el sueño que comenzaba a atacarla con más fuerza a cada momento, pero intentó resistir como pudo hasta que pudiera ver de nuevo al doctor o a algún enfermero que llegara y le dijera que todo estaba bien, pero nada de eso pasó. Cuando logró calmarse se fue a sentar a una de esas duras sillas plásticas empotradas a una de las paredes se la sala, manteniendo un espacio considerable del resto de los que esperaban ahí. Lentamente sus ojos comenzaron a cerrarse y comenzó a dormitar. Tenía frío, su pelaje se mantenía erizado mientras las lágrimas frescas en su rostro comenzaban a secarse.


De pronto, comenzó a sentir unos suaves golpes en su pierna, unos que en un comienzo confundió con alguien que se hubiera sentado junto a ella y le pasó a llevar la pierna, pero al sentir que estaban siendo más insistentes sus ojos comenzaron a abrirse, pero apenas logró distinguir quien estaba junto a ella intentando despertarla, sus ojos se abrieron hasta el límite y su sueño súbitamente pareció desaparecer.

Sing: Ash y Johnny, un amor a pruebaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora