Reencuentro

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¿Yoongi? 

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¿Yoongi? 

¿Qué hace él aquí? 

Y si Jungkook vino con él. 

De solo pensar en la posibilidad, el corazón se me acelera, doy un par de vueltas buscándolo, pero al no ver rastros de él, me siento al lado de la puerta, decepcionado, con las rodillas encogidas, pegadas al pecho. La tristeza embarga mi corazón y esperanzas mientras una desolación tan inmensa como el bosque presiona mi pecho. 

Suspiro, cierro los ojos y me concentro en Jungkook, en su cara, su cuerpo su complexión construida y musculosa; lo que en parte es una pésima idea ya que mi cuerpo reacciona a su solo pensamiento. 

Sacudo la cabeza dejando de lado los sucios pensamientos. Muerdo mi labio intentando ver mas haya, hasta que logro ver a su lobo, corriendo por el bosque, esquivando pinos y maleza que se aferra a su oscuro pelaje. 

—Jungkook —musito en la mente. Y de la nada el paisaje en mi mente deja de moverse al igual que el lobo. 

—¡Jimin! —jadea, pero no el lobo, si no un muy desnudo Jungkook —Jimin puedes oírme, donde te encuentras —gruñe dando vueltas en su sitio. 

—De verdad puedes oírme —es mi turno de preguntar, ni siquiera sé si esto es parte de mis ganas de verlo, o mi imaginación. 

—Si, si. Jimin, dime dónde estás. Yoongi dijo que te había encontrado y estoy yendo ahí. 

—Bueno… Supongo que él tiene razón, él está aquí —miro hacia la casa donde los gemidos y choque de carnes cada vez son más fuertes, lo que me avergüenza de cierta manera. 

La cama cruje seguido de un golpe seco de madera cayendo, lo que hace romper mi concentración y cuando intento volver a pensar en Jungkook me es imposible. 

—No te hice daño, verdad. 

—Estoy bien. 

—Perdón, creó que hemos roto la cama —oigo la risa simpática de Jimiyu quien vuelve a quejarse bajito. 

—Me gustaría mirarte. 

—Creeme, es mejor así, tu eres precioso aunque si te soy sincero es un tanto extraño incluso incómodo para mí… 

—Por mi parecido con Jimin. 

—Si. 

—Bueno, ya te explicare todo, creo que tendremos mucho tiempo para hacerlo.

Sacudo la mezclilla de la jardinera limpiando mis manos de paso. Un par de animales entre ellos el venado se han acercado curiosos, el venado con sus astas rasguña la madera de la puerta. 

—Él está bien, solo está siendo amado. 

El venado voltea a verme sus ojos marrones se me quedan viendo fijamente con una clara señal de inteligencia. 

El encantador de lobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora