ALDEBARÁN EN EL CAOS ✓©[BILOGÍA CRÓNICA 1]

CAPÍTULO DIECIOCHO.

✾MI AMOR.✾

Podría tener las dudas del universo entero,

Pero creo que creo que nadie duda que

Te amo,

Mi amor.

-Mercurio.

─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───

UZIEL FORTE.

14/01/2025 (Ocho días antes de la caza.)

La cerradura suena detrás de mí y mis pasos se desaceleran, no importa cuánto juguetee con mis manos, o cuanto intente pensar en otra cosa. La presencia de Morgan detrás de mí me sigue intimidando. Aunque no creo que esa palabra describa lo que siento cuando lo veo, cuando lo siento.

Es incluso más incómodo tomando en cuenta que no hemos mencionado ninguna palabra desde que salimos de COSMO. La única cosa que podría darme consuelo ahora mismo es saber que nos encontramos en mi departamento y no en su casa, pero era obvio que sería de esa manera. No era nada normal llegar en medio de la madrugada a una casa donde también se encontraba Victoria.

Me aclaro la garganta inconscientemente y tomo asiento en el sillón en forma de L en el salón. De la manera más incómoda y estúpida posible, Morgan me hace compañía a unos buenos dos metros de distancia. No lo culpo.

Creo que ni siquiera nos miramos, o tal vez sí. Estoy demasiado nervioso como para notar esos detalles, aunque fue casi imposible ignorar el nerviosismo de Morgan a flor de piel. Juguetea de la misma manera que yo con sus manos y no deja de mover su pie derecho, da pequeños golpecitos consecutivos sobre el piso y se detiene unos segundos para luego repetir la acción con cada vez más nerviosismo.

Acomoda el saco de su traje oscuro de un movimiento firme, casi decidido. Casi convincente si no lo conociera tanto que, por cierto, no lo conozco tanto, pero creo que esos movimientos comienzan a ser una manía de nerviosismo bastante común en él.

Ese movimiento me dio un pequeño deja vú. Un deja vú que no es tan antiguo como recuerdo. La vez que nos rencontramos y estaba casi seguro que Morgan se estaba burlando de mí cada cinco minutos, no, más bien, cada cinco segundos. Estoy cayendo en cuenta que no se estaba burlando, por el contrario, estaba igual o más nervioso que yo en ese momento.

—Perdón. —Su disculpa llena de eco el salón. Y mi duda llena la incertidumbre evidente en cada esquina de la gran habitación.

—¿Qué?

—Perdón. —Repite.

—¿Por qué? —Mis dudas salen expuestas sin vergüenza.

—No lo sé, siento que te...—Hace una pausa donde titubea, pero se reincorpora a los pocos segundos. —Te he hecho daño. —Concluye.