Serie Sultanas İnjusticiadas - Libro Dos
La Joya de Circasia. Fue así que me describieron al Şehzade Süleyman cuando le ofrecieron mi mano. Yo era hermosa ,joven y feliz. Mi padre era un poderoso príncipe, gobernante de Karbadia. Mi madre tenía cone...
Sultana. Fidan era la única que aún me decía así,hasta el último de sus días. Ya no había nada más de sultana en mi. Ni las ropas,ni la joyas, mucho menos la fortuna. La belleza entonces,ni se habla.
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No. Ahora soy un fantasma. Una mujer vieja y amargada. Todos los días visito a la turbe de mi hijo Mustafá. Llevo mi Quran y un tapete para orar ahí. Pido por su alma,pido que Allah me perdone mis pecados, y que me permita,al menos más una vez, ver a mi hijo. Al único que nació. No sé si veré el angelito a quien no conocí. Quien sabe.
Yo estoy completamente sola ahora. Mi nieta Nergişah fue llevada para lejos por su esposo,y no puede enviarle cartas. Y Fidan murió. Allah por fin la liberto.
Ahora,en mi pobre casa,paso los días como puedo. Selim, el sultán Selim, el hijo de Hürrem,tuvo piedad de mi. Me dió una pensión,y pago mis deudas. Así tuve dinero para mantener la tumba de mi hijo y de mis nietos. Quien diría,que él dijo de aquella mujer me ayudaría?
Al llegar,me siento para leer un poco más. Es un consuelo.
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Algunas horas pasan. Voy a preparar algo de comer, y bañarme. Hace unos días siento un dolor en mi brazo izquierdo. Me incomoda . Pero no lo suficiente para visitar un doctor.
Así que termino de comer voy acostarme. El dolor se vuelve insoportable,y por un momento me deja sin sentidos.
Al despertar, cumplo con mi rutina. El dolor pasó un poco, y pido para que la otra criada que tengo,un regalo de Selim, la joven Atiye,va llamar la doctora en la ciudad. La veré después de ir visitar a Mustafá.
Hoy era el cumpleaños de mi hijo, así que me arreglo un poco más. Pongo un velo de seda negro sobre mi rostro,y me voy.
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