La noticia.

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Soy el cuarto hijo del rey de los siete reinos. Al menos con la actual reina, si contamos a mi hermana mayor, sería el quinto. Aunque parezco mas su hijo que su hermano, en especial por la cantidad de mimos que recibo de ella. Supuestamente debería odiarla, así nos crio mi madre al menos. ¿Pero cómo hacerlo? Más allá de todo, ella siempre fue buena no solo conmigo, sino con todos nosotros.

Ella fue la única que estuvo a mi lado cuando me presente como omega, explicándome todo lo que necesitaba saber sobre mi nueva condición. El único omega en mi familia y la vergüenza de mi madre. Aunque no me lo decía, sabia que era así, no por nada me había enviado lejos. Mis hermanos, todos fuertes y orgullosos alfas. Presentados ante toda la sociedad y casados con sus sobrinos omegas, a los cuales no tardaron mucho en embarazar.

Mi hermano mayor Egg, se casó no solo con nuestro sobrino Jacearys, sino también con nuestra prima Rhaena y ahora todos vivían en Dragón Stone. Hel, se casó con la alfa Baela y ambas tomaron como esposo al más pequeño de los morochos para vivir los tres juntos en High Garden y consentir a ese mocoso. El ultimo, pero no menos importante, mi hermano Aemond, quien reclamo como suyo al heredero de Driftmark, marcándolo sin permiso a los trece años y casándose con el cuándo quedo embarazado a los veinte años. Claramente, todas estas uniones fueron mal vistas por la reina, pero mi padre, estaba feliz. Él siempre quiso una gran familia feliz y ahora sus nietos o bisnietos o lo que sea que fueran, iban a visitarlo. La heredera no se separa de su lado y seguía produciendo hijos con su fuerte alfa, con el que solo pudo estar, cuando su real esposo, murió oportunamente.

A pesar de que yo vivía en Oldtown, me enteraba de todo esto debido a las recurrentes cartas que mi madre me enviaba. Me hablaba de lo enojada que estaba con las uniones de mis hermanos, como la ignoraban, que sus hijos le decían "Alicent" es vez de abuela y decía que era culpa de Egg. Lo mal que los niños se portaban cuando iban a la fortaleza y como Aemond la ignoraba cuando le pedía que valla a visitarla, porque quería ver a sus bien portados hijos. Como extrañaba a Hel y la falta que le hacía, pero que al menos, ella si le respondía sus cartas. A veces.

Era gracioso leer todo lo que le podía llegar a molestaba a esa mujer. Mas cuando se quejaba de Nyra y de como padre la consentía a ella y a sus hijos legítimos con Ser Harwin. Yo solo le respondía contándole de mis días en la ciudadela, sin hacer mucho caso a todo lo demás. Sabía muy bien el sentir de mis hermanos mayores hacia madre, asique no me sorprendió realmente la actitud que tomaron con ella, cuando al fin, pudieron hacer lo que quisieron. En cambio, yo, debía quedar recluido a mi día rutinario con mi tío y los demás Hightower.

No era malo, al contrario. Mi tío me trataba muy bien, me enseñaba a pelear con todo tipo de armas y, al ser un omega también, me enseño el arte de seducir a hombres y mujeres por igual. Él era muy llamativo en la corte y todos buscaban clavar sus dientes en su blanco cuello. Cuando cumplí 18 años, recibí un cuervo de mi padre, pidiendo que volviera a la ciudad. Asique obedecí como buen hijo, pero antes de irme mi tío me dio un gran consejo. "Los alfas serán más fuertes, pero los omegas somos más astutos. Usa todo lo que tengas alrededor a tu favor y siempre, ten el control de la situación."

Esas palabras, resonaron en mi cabeza en todo el viaje y en un par de ocasiones, Tessarion tuvo que despertarme de mis pensamientos, moviendo la cabeza bruscamente. Yo solo palmeaba su cuerpo y le agradecía que el menos ella, estaba atenta a todo. Mientras estaba en vuelo, pensaba en que querría mi padre de mi como para mandarme a llamar. En todos estos años jamás se dignó a escribirme ni una sola carta, ¿y solo lo hace cuando necesita algo de mí? Ahora que me ponía a pensar las cosas con más calma, me resultaba sospechoso. ¿Que podría llegar a querer de mí, teniendo todo tan cerca?

A medida que llegaba a la ciudad pude notar en la lejanía, el vuelo de dos dragones. Ambos danzaban hermosamente juntos en una armonía única. Sus alas se rozaban y sus cuerpos giraban entre ellos mientras se dejaban caer, disfrutando la corriente de viento. Mi dragona rugió y recibió una respuesta automática. Reconocí al dragón de Egg y me alegré muchísimo el saber que él estaba en la fortaleza junto con Jace. Descendí cerca de los jardines y mientras bajaba de la montura, mis oídos escucharon los gritos de mis sobrinos.

Matrimonio por conveniencia / DaeganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora