El duelo de la perdida

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"Dracarys Tessarion"

Ordene y las llamas empezaron a consumir la pira en donde había puesto a mi bebe. No deje que nadie lo tocara, yo solo limpie su cuerpo y lo envolví en las telas. Yo lo cargue y lo coloque en el altar que el armo cerca del arciano. Todos se fueron, pero nosotros nos quedamos hasta que el fuego, termino en cenizas. Su brazo en mi cintura, era lo único que me mantenía en pie. Él fue la única razón por la que yo no me quite la vida. Había perdido a nuestro hijo. A nuestro hermoso varón de pelo blanco y ojos claros a quien habíamos decidido llamar Rickon después de meses de pelear por que yo quería un nombre Targaryen.

Me encerré en nuestra habitación por semanas. Solo comía con él y cuando no podía estar conmigo, hacía que se llevaran todo. Durante el día, estaba acostado mirando a la nada y pensando en todo lo que había hecho mal. En las noches, dormía porque él estaba a mi lado. A veces lloraba, pero luego de un tiempo solo me ardían los ojos, ya no tenía más lagrimas que derramar. Era extraño sentir las ganas de hacerlo y no poder. Nosotros apenas si hablábamos y de alguna forma sentí que me echaba la culpa, pero nunca dijo nada. No hacía falta tampoco.

En las noches, sentía que quería tocarme, pero me negaba. No me sentía merecedor de tales caricias, no luego de lo que había hecho. Y pronto el dejo de intentar. No me dejaba sin antes dejar un beso en mi frente, este durmiendo o no, yo siempre lo sentía y era reconfortante de alguna forma, pero tampoco me sentía merecedor de eso, asique un día cuando se acercó para hacerlo, me gire en la cama y me tape. Segundos después, me dejo y nuevamente, las lágrimas volvieron a mí.

Sara – Buen día Daeron – eleve la mirada y entraba junto con mi doncella quien me traía el desayuno – Quería ver cómo estabas?

Daeron – Estoy bien Sara – dije con una leve sonrisa y me senté cerca del fuego – Gracias Meg. – mi doncella se retiró, pero no escuche la puerta, asique asumí que tenía que volver.

Sara – Se te extraña en las comidas – dijo sentándose frente mío – Todos estamos muy mal, pero no me imagino lo que debió ser para ti.

Daeron – Fue inesperado. – sentí mis ojos arder otra vez – Pero no quiero hablar de eso.

Sara – Esta bien – me miro – No desayunaras? – vi la comida, y recordé las palabras de mi madre, asique empecé a comer poco a poco.

Daeron – De que me perdí estos días? – pregunté bebiendo mi te.

Sara – Bueno, no de mucho. Pero en un par de días viajare a Baer Island para proponerle matrimonio a Ella. – sonreí al ver lo feliz que estaba

Daeron – Eso es grandioso Sara. Estoy muy feliz por ti – tome su mano y ella la sujeto con ambas.

Sara – Si todo sale bien, estaremos una temporada allá y luego, vendremos aquí.

Daeron – Vivirán aquí? – consulte y ella asintió – Bueno, esa es una buena noticia para tu padre.

Sara – Si, aunque preferiría que no. Es muy intenso con esas cosas, bueno tú ya lo conoces – ambos reímos.

Lord Stark – Hola – eleve la mirada y deje la tasa en la mesa.

Sara – Creg, que bueno que volviste. Solo le hacía un poco de compañía.

Lord Stark – Esta bien Sara. Solo vine por mis botas. – paso de largo hacia el armario y volvió – Los dejare tranquilos.

Volvió a salir y extrañe más que nunca su beso. Mire a Sara y continuamos con nuestra charla.

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Esa noche lo note más lejano que nunca. Durante la cena no decía nada y cuando terminamos, se fue a bañar. Mi doncella levanto todo y le pedí que se valla, yo me cambiaria solo. Cuando estaba en el armario, lo vi salir del baño y apresuré lo que hacía. Salí y él se terminaba de poner el pantalón, se sentó en el sillón cerca del fuego y empezó a secar su pelo con la toalla. Me acerque y le quite la toalla de la mano. Me miro sorprendido, pero me dejo hacer mi trabajo.

Matrimonio por conveniencia / DaeganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora