Matrimonio por conveniencia / Daegan

Historia de un amor

El último mes, lo viví desde nuestra cama. Solo iba al baño y nada más. Me agitaba mucho y ellos no se quedaban tranquilos ni un momento. Mientras estaba en mi habitación arme mi nido. Nunca había desarmado el primero, nunca quise hacerlo, asique este lo inicie desde ahí. Lo agrande, porque claro, eran dos y cambie algunas cosas. Quite los mechones de Tessa y los queme en la ventana, viendo como las pequeñas cenizas, se iban con el viento.

Pasaba mis días ahí y me levantaba con la ayuda de una silla que había colocado estratégicamente. El dejaba su trabajo para venir en el horario de las comidas y siempre se quedaba un rato más con nosotros. Solo así, estas bestias se calmaban. Me agradaba que así sea, pero empecé a tener celos de que solo le hagan caso a él. No me parecía justo. Yo los cargaba, no ese tonto alfa.

Durante las noches, nos bañábamos juntos porque debido a mi voluminoso vientre, no llegaba a limpiar mis piernas, asique Cregan lo hacía con gusto y de paso, masajeaba mis pies. Era muy atento con eso, siempre lo fue. En vez de estar en silencio, ahora me contaba de su día a día y, aunque a veces me aburría, era encantador mirar como sonreía del otro lado de la tina.

Daeron – Cuéntales una historia – pedí mientras me acomodaba en la cama.

Cregan – Que?

Daeron – Lo que oíste. Cuéntales una historia. Quiero que me dejen dormir por lo menos una noche.

Cregan – De acuerdo – me recosté y él se colocó a nuestro lado. Beso mi vientre y quedo en silencio.

Daeron – Y? – dije ansioso – Que esperas?

Cregan – Estoy pensando. Pero ya sé que les contare.

Daeron – Que? – sonreí mientras acomodaba la almohada.

Cregan – Del día que me enamore de ti – mi sonrisa se borró – Termina con final feliz lo prometo.

Daeron – Cregan...

Cregan – Viajaba hacia el sur con mi familia. Mi padre quería que su tía Sara se case con un joven príncipe. El ultimo omega Targaryen. ¿Eres el ultimo?

Daeron – Ya no. Mis sobrinas se presentaron como omegas hace poco. – dije con los ojos cerrados

Cregan – Bueno, el ultimo de ese momento – reí – En fin. La idea era esa. Mientras viajábamos yo estaba aterrado, la verdad. Antes de salir, las damas me habían dicho que tuviera cuidado ya que, a los Stark, no nos iba bien en el sur. Cuando llegamos a la capital todo era un caos. Sinceramente no me gustó nada de ahí. Ni el lugar, ni el olor, ni sus personas. Luego, en la fortaleza, el Rey Viserys recibió muy bien a su abuelo y nos dejó quedarnos fuera del castillo. En uno de los anexos, donde nuestros hombres pudieran estar con nosotros ya que no confiábamos en nadie. Mientras su abuelo y tía hablaban con el rey para poder naturalizarla, yo salí a caminar por los jardines. Todo era muy bello dentro de los muros de la fortaleza roja pero el terror me invadió cuando escuche el rugido de un dragón azul que pasaba sobre mí. – abrí mis ojos y él me estaba mirando. – No estaba seguro, pero aun así seguí a la bestia hasta que la vi en uno de los jardines. Me acerque y los dioses me dejaron tener una visión de mi futuro. De ese dragón, bajo un joven con pelo blanco como la nieve, que sonreí de par en par, cuando vio a dos pequeños que corrían hacia él. Los abrazó con tanto amor que me dio envidia y no pude despejar los ojos de la escena. Ese joven era lo más hermoso que había visto en mi vida. Era delicado, alto. Bueno, no tanto como yo, pero pensé que podía llegar a mis labios si hacia puntita de pies. – volví a reír – Tenia ojos claros y su pelo largo, estaba recogido con una trenza. Todo en él, era perfecto. Pero su sonrisa, ilumino el resto de mi día. Blanca, sincera, protegida por dos tentadoras lineas rosas que hicieron que las deseara con todo mi ser.  Desde que lo vi rodeado de niños y viendo lo feliz que era con ellos, deseé ser yo quien causara esa felicidad. Los vi alejarse lentamente y empece a caminar para poder seguir viendo a la deidad un poco mas. Mi corazon se puso triste cuando se perdio dentro de una torre.