Matrimonio por conveniencia / Daegan

El error.

A la mañana siguiente informe a mis padres sobre la decisión que había tomado de desposar a Lady Sara. Para mi sorpresa, mi madre estuvo disconforme con mi elección ya que ella prefería al león de Lannisport por la buena relación que tenía con el maestre de moneda. Prácticamente le había prometido mi mano a su hijo sin consultarme o decirme nada. Ni por todo el oro del mundo, hubiera sido preso del león. Prefería aburrirme con Sir Oscar, pero claramente elegí a mi loba del norte. Mi padre, en cambio se puso feliz y me dijo que esperaba conocer a su nieto antes de morir. Sonreí travieso al pensar en todas las veces que iba a aprovechar para conceder su deseo.

Mis hermanos estuvieron de acuerdo con la decisión que tome y me dijeron que, si realmente estaba seguro, ellos me iban a apoyar. Egg, por su parte, reclamo el derecho de ser mi padrino. Después de todo, ese fue nuestro acuerdo y no pude negarme. Aunque la verdad, no me arrepentí de la elección porque fue de gran ayuda. Mond no me hubiera tenido paciencia para nada y a Hel, solo le importaba estar con su familia.

Una dama llego al castillo con otras más. Me probaron todo tipo de telas y colores, pero yo solo quise un traje verde claro con algunos adornos que representaran a mi casa. Egg no estuvo de acuerdo. Pero como estarlo, cuando la boda con sus omegas fue de oro y plata, y duro una semana la celebración. Él quería más brillo, pero yo no. Quería mas colores, pero yo preferí quedarme con lo que elegí. Él quería más... Hasta que le recordé que esta era mi boda, no la de él y se tranquilizó.

Mientras tomaban mis medidas para el traje, el miraba algunos catálogos con adornos para las mesas. Su pequeño niño Rheggar lo ayudaba a elegir. Se notaba a leguas que era su hijo, porque ambos tenían el mismo gusto por el dorado y lo ostentoso. Mientras yo terminaba, ellos jugaban con las tiaras y el velo que elegí. Él se veía hermoso y sonreía coqueto cada vez que alguien lo elogiaba. Dioses, era Aegon en pequeño. Ya sentía pena por la pobre criatura que lo desposara.

En estos pocos días, caminaba con mi futura alfa por el castillo. Su guardia y mi doncella, siempre estaban cerca, pero aun así, ella me robo varios besos frente a ellos. No me molestaba. Después de todo íbamos a casarnos, asique no veía mal que empecemos a conocer los gustos del otro. Sus labios eran delicados pero muy sabrosos y me derretía cuando su mano, tocaba mi cintura y la aferraba para acercarme más a ella. Realmente había hecho una buena elección.

Sara - En unas cuantas horas estaremos unidos ante tu familia. - dijo mientras seguíamos en nuestro paseo - Me temo que cuando lleguemos a Winterfell nuestra ceremonia será más íntima.

Daeron - Ya la espero. Todo esto me parece demasiado. Pero mi hermano insiste en que uno solo se casa una vez, asique hay que celebrarlo.

Sara - Él no tiene dos omegas?

Daeron - Si, pero según él no cuenta, porque se casaron el mismo día. - reímos juntos mientras nuestras manos se entrelazaban - Mi hermana Hel por ejemplo, ella primero se casó con Baela. Luego de varios años, ambas desposaron a Joff. El único con un solo compañero es mi hermano Mond, pero es porque el solo quiso a Luke. Para él, no existió nadie más. Solo su dulce omega.

Sara - Y tú qué esperas de nuestro matrimonio?

Daeron - Lo mismo. Soy celoso mi Lady, asique no quisiera a nadie más entre nosotros - me miro con una sonrisa y pude notar que no era la misma de siempre. Desvió la mirada y seguimos caminando, pero ya no se sintió igual.

Me dejo en la entrada de la fortaleza y se despidió de mi con un beso en mi mejilla. Mientras entraba, sentía que había hecho algo mal. Su actitud había cambiado totalmente y no me gusto para nada, como todo se oscureció. Quizás ella si esperaba tener a alguien más, era un alfa después de todo. Pero yo no estaba de acuerdo con eso. No quería a un tercero que pusiera en riesgo mi relación. Mis hermanos habían tenido suerte con sus compañeros, pero porque todos crecimos juntos y ya nos conocíamos. Yo no quería a un extraño.