Capítulo 5

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Ninguno de los dos quería ceder. El beso era demasiado delicioso, aunque probablemente no lo reconocerían. Jamás.

Seokjin seguía sujetando la cara de Jungkook y éste se aferraba a sus hombros. Se mordían los labios, chupaban sus lenguas, saboreaban todo. Pero todo lo bueno en algún momento se acaba y si pretendían seguir respirando debían separase.
Juntaron sus frentes, tratando de calmar sus respiraciones.

—Lo siento, es que no callabas nunca —Seokjin no entendía que había pasado por su cabeza para besar a Jeon así. Es sólo que el chico no paraba de gritar y él quería que se callara.

Jungkook abrió sus ojos y sólo en ese instante cayó en cuenta de lo que había acabado de suceder. Había sido besado y había besado a un hombre. Y no cualquier hombre, era su jefe, el Chef, a Kim Seokjin. Nunca un hombre lo había besado. Y si la intención del hombre había sido callarle la boca, el objetivo se había cumplido porque no fue capaz de pronunciar ninguna palabra.

Seokjin aún sostenía su cara y Jungkook se aferraba a los hombros de su jefe. Pero se separaron rápidamente cuando alguien golpeó a la puerta. Eran Taehyung y Jimin, que se habían asustado cuando dejaron de escuchar gritos y quedó todo en silencio.

Estaban agitados, con los labios hinchados y los ojos vidriosos, por la excitación que había provocado en ambos esos besos llenos de pasión. Sus amigos los miraron curiosos, tratando de entender qué diablos había pasado.

—Bueno Jungkook, te veo mañana, digo en unas horas, como siempre...—Seokjin le hablaba al menor como si nada hubiese pasado, ni los gritos, ni la pelea y menos aún el beso —¿Tienen cómo llegar a casa o les pedimos un taxi?

Taehyung miraba con un signo de interrogación a su socio. ¿Acaso no iban a decir nada?, actuaba como si nada hubiera pasado, preocupado por la seguridad de sus empleados.

—Mi moto..., nos iremos en mi moto, gracias por la preocupación Seokjin-Nim —Jungkook contestó como un manso gatito.

Jimin pensaba que estaba alucinando, no sólo él escuchó los gritos, también Tae, a quien miraba tratando de entender algo.

—Bueno váyanse entonces, que mañana nos espera otro día de trabajo, tan agotador como éste. Nosotros también debemos irnos Tae —no dijo nada más y salió de su oficina, Jungkook detrás de él, aún en estado de shock producto del maravilloso beso y luego Tae y Jimin que realmente no lograban entender nada.

Ya fuera del Restaurante, Jungkook seguía sin mirar al Chef y sólo atinó a ponerse el casco y entregarle el otro a Jimin. Seokjin miraba espantado la moto del chico, pues era vieja y bastante destartalada.

— ¿Esa cosa es segura? —Jin realmente le preocupaba la integridad de los chicos, aunque se daba cuenta que la moto estaba totalmente de acuerdo con la personalidad del menor.

Jungkook no atinó a responder. Sólo quería salir huyendo de ahí y poner en orden su cabeza y sus sentidos. Recién comenzaba a darse cuenta de lo qué había sucedido. Seokjin lo había besado, había invadido su boca con su lengua y a él le había gustado, mucho, muchísimo.

Cuando llegaron al departamento, Jimin interrogó con la mirada a su amigo.

—No me mires así hyung por favor —realmente no sabía si decirle lo que había pasado, era tan irreal y absurdo.

—Jungkook, Seokjin y tú se estaban gritando. Imaginamos que te había despedido, luego todo se queda en silencio. Y al ir a buscarlos, actúan como si nada hubiese pasado. Pero ambos estaban agitados... ¿Arreglaron sus problemas entonces?, ¿por eso él dijo que nos veía mañana?

—Él me besó Jimin. Seokjin me besó —. La presión era demasiada y Jungkook no pudo evitar que unas lágrimas se escaparan. Aún no entendía ese cúmulo de sentimientos que estaba sintiendo. Por un lado ese Chef era un pequeño dictador, disfrazado con un encanto que sólo les daba a sus clientes. Y eso Jungkook lo detestaba. Pero por otra parte, era un hombre hermoso, inteligente y con una boca demasiado apetecible. Le gustaba.

Enamorándome de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora