Capítulo 9

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Tanto que habían discutido por quien dormiría en el sofá y quien en la cama. Al final fue una discusión sin sentido. Ahora, en que ambos estaban desnudándose en el dormitorio de Seokjin apresurados por tocarse y sentirse.

Otra vez habían vuelto a esos besos hambrientos y que Jungkook amaba tanto. Él no quería suavidad, él quería toda la pasión que Seokjin había usado antes, cuando lo besó en su oficina del Restaurante.

Y ahí estaban ambos, encima de la cama, desnudos, viéndose por primera vez así, con el deseo a flor de piel. Seokjin, mantenía a Jungkook debajo de él sujetando sus brazos hacia atrás, besando su cuello, lamiendo su oreja, dejando marcas por todo el cuerpo. Mordió su hombro, pasó su lengua por los pezones y por el ombligo. Sentía como el chico se removía y arqueaba su espalda con su miembro erguido por el placer que estaba recibiendo. Eso le gustaba a Jungkook. Recibir placer y dejar que Jin se complaciera en él.

—Sé que debo ser suave, pero no sé si podré contenerme totalmente Jungkook. Te imaginé tantas veces desnudo, recorriendo tu cuerpo y ahora que al fin te veo y te toco, sólo quiero hundirme en ti, sentir cómo mi miembro se mete hasta el fondo, hasta donde pueda llegar. Quiero hacerlo bebé, lo necesito.

—Yo no he pedido que seas suave. Sólo hazlo Seokjin, sabes que yo también lo necesito y lo quiero.

Entonces le abrió sus piernas y las dejó sobre sus hombros. Arrodillado en la cama y con sus dedos preparados para entrar en Jungkook, comenzó despacio, mientras le susurraba palabras llenas de pasión. Por supuesto que al principio el menor sintió la molestia, pero estaba tan excitado que no importó.

Seokjin se mantuvo un buen rato, metiendo y sacando sus dedos, para alegría de Jungkook que pedía más, cada vez que tocaba su punto dulce. Era un placer nuevo y le gustaba.

Cuando fue suficiente de eso, Jin volvió a susurrarle a su oído, cuanto lo deseaba y lo hermoso que era. Acarició con suavidad su pene para darle un nuevo toque de placer y comenzó a penetrarlo lentamente. Era perfecto. Ese chico realmente lo tenía vuelto loco. Tenía un cuerpo muy bien formado y verlo a su entera disposición lo excitaba, llevándolo al borde del éxtasis. Cuando Jungkook le suplicó que se moviera, ya no fue suave. Era una y otra vez, con un ritmo rápido y apasionado. Jungkook sólo se aferraba a las sabanas, y trataba de no gemir tan fuerte.

—No te reprimas bebé, grita si lo deseas, quiero escucharte gemir, porque soy yo el que te hace sentir así. Hazlo Jungkook, gime todo lo que quieras.

Obviamente él no volvió a reprimirse y en cada embestida, gruñía, gemía y repetía el nombre de su amante.

Seokjin, se sorprendía de sí mismo. Él nunca había sido tan salvaje en la cama. Pero con Jungkook sentía la necesidad de hacerlo. Le fascinaba. Lo besaba por todas las partes que su posición le permitía. Sentirse dentro y ver cómo gemía de placer era una de las mejores experiencias de su vida. Mientras seguía empujando sintió como el orgasmo venía. Ni siquiera tuvo necesidad de masturbarlo, pues el semen ya cubría su cuerpo. En ese momento deseó no haber tenido un condón. Realmente deseaba llenarlo con el suyo. Aun así la sensación fue maravillosa. Terminó con un beso duro y apasionado, tal como sabía le gustaba a su Kookie. Salió en dirección al baño a botar el condón y buscar algo para limpiarse. Jungkook aún respiraba agitadamente, no sólo por el esfuerzo físico y el pequeño dolor que tenía, si no por el haber cumplido su sueño. Él anhelaba a ese hombre, desde que lo vio sentado en su oficina, mirándolo con indiferencia.

—¿Por qué me miras así Kookie? ¿Fui demasiado brusco?, lo siento si fue así, pero tú me haces perder la cabeza muy fácilmente —se lanzó a la cama de nuevo y lo abrazó. Le gustaba esa pequeña intimidad que estaban creando.

Enamorándome de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora