Capítulo 11

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Jungkook miraba preocupado la hora. Faltaban veinte minutos para que el Restaurante abriera y Jimin no había llegado y tampoco contestaba los mensajes que le había enviado. Lo extraño o tal vez no tan extraño para él, era que Taehyung tampoco había llegado y eso hacía que Seokjin se paseara como león enjaulado con el celular pegado a su oreja. Al parecer el Sous Chef tampoco contestaba. Era bastante fácil adivinar que estaban "perdidos" juntos.

— ¡Jungkook! —la voz fuerte y varonil de su jefe y amante lo puso en alerta. El Chef le estaba haciendo una seña para que se acercara a su oficina — ¿Jimin ha contestado tus mensajes? —preguntó con la esperanza de saber algo de aquellos dos.

—Nada, creo que ni siquiera los ha visto. ¿Tú crees que ellos estén juntos?

—Estoy seguro. Hablé con Taehyung y le dije que ya sabía lo de Jimin y él y que no me molestaba y que esperaba que fuera muy feliz. Me dijo que lo iría a ver, aprovechando que estaba solo, pues le dije que tú estabas conmigo. Desde ese momento no supe nada más. Ahora tampoco me contesta y su celular está apagado. Creo que tendremos que hacernos a la idea que no vendrán. Pondré a alguien a ayudarte bebé, es demasiado trabajo para ti. Le diré a Nam que reemplace a Tae.

—No es necesario Seokjin, yo puedo hacer el trabajo. Me demoraré un poco más, pero lo lograré. ¿Me esperarás verdad, igual que la otra noche?

—Claro bebé, yo te puedo ayudar. Quisiera besarte en este mismo instante, pero la cocina está llena. ¿Cuándo dejarás que les cuente a todos que estás conmigo?

—La cláusula Jinnie, no olvides eso...

—Pensaba hacerlo mañana, pero creo que no se podrá. Prometo que lo haré Kookie. Ahora ve a tu puesto, ya tenemos que abrir.

Jungkook salió de la oficina un poco frustrado. Él hubiese deseado aunque fuera un pequeño besito, pero en realidad no se podía.

Cuando iba saliendo, se encontró con Taehyung que venía hacia la oficina de Seokjin.

—Hola Jungkook, Jimin viene en cinco minutos —fue todo lo que el rubio le dijo, con el rostro totalmente rojo y mirando a Jin, que lo esperaba con los brazos cruzados.

Jungkook se fue hasta su puesto, dejando a los Chef conversar. Faltaban ahora diez minutos, cuando vio a su amigo entrar. Sonrió al ver que tenía la misma actitud que Tae. Un rostro de culpabilidad como si viniera de haber hecho algo muy malo.

— ¿Por qué presiento que tu trasero te duele, y que cierto Chef rubio es el culpable? —Jungkook le susurró, una vez que estuvo a su lado ya con su uniforme de trabajo.

— ¡Kookie! No digas eso por favor...y no me duele nada. Estoy bien. Felizmente bien. Él es maravilloso, demasiado dulce y tierno. Me trata con tanta delicadeza... —todo esto lo decía en medio de susurros, para que nadie lo escuchara y dando pequeños suspiros. Se puso rojo otra vez cuando vio a Tae ya vestido al lado de Seokjin, listo para cumplir su función.

Fue una noche tranquila. Como muchas. Sólo que algunos miraban a los dos lavaplatos que no dejaban de sonreír. Nadie sospechaba que la razón de esas sonrisas eran los dos Chef principales del Restaurante. Por eso Lalisa Manoban, Lisa para sus amigos, se acercó coquetamente a Jungkook una vez que terminaron su turno y se preparaban para retirarse. Era una de las chicas que atendían las mesas y no había sido indiferente a la mirada que el joven les había dado, el día que llegó a trabajar, hace ya varios días. Sabía que estaba la cláusula, pero ella sólo lo invitaría a salir, y eso nadie se lo podría impedir.

—Jungkookie, ¿puedo hablarte un momento? —se acercó antes que éste entrara a cambiarse ropa.

—Claro Lisa, ¿sucede algo? —a él no le importaba retrasarse un poco. Igual debía esperar hasta el final, para que Jin cerrara y pudieran irse al pent-house.

Enamorándome de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora