21. Te amo.

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Malorie Vélez

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Malorie Vélez.

—Puedes tomar un baño mientras preparo la comida.

—Gracias, tomaré la oferta—asiente con una sonrisa tensa; son las primeras palabras que hemos compartido. Ambos estamos esperando a ver si la situación vuelve a descontrolarse o ya ha pasado por completo el momento de frenesí, pero creo que lo deseo más que Jacob—. Me voy.

Jacob asiente sin soltar mi mano; sus dedos se mantienen envueltos alrededor de los míos; el calor de nuestras palmas se combina; uno de sus pulgares se encuentra sobre la arteria radial, midiendo el pulso, sintiendo cada latido desbocado de mi corazón. Este toque tan pequeño e inocente me mantiene nerviosa y exaltada. No sé cuando comencé a desearle o si lo llevo haciendo en secreto durante todos estos años que jure odiarlo; pero tengo tantas ansias de obtener un bocado del cirujano.

—Ve—murmura contra mis labios, robándome un beso suave e inocente. Jacob se aleja después de aquel suave contacto; se dirige hacia la cocina sin darse la vuelta ni una vez a lo largo del camino, mientras mi corazón late desbocado y emocionado. Exaltado por un pequeño y simple roce de labios.

Sonrió caminando hacia la cocina, guiándome por el delicioso aroma que se extendía lentamente por el apartamento, guiándome de la única manera que un depredador atrae a su presa; tentándola con la promesa de algo delicioso y exquisito. La boca se hace agua; apenas noto los platos acomodados en el comedor; vajilla pequeña y delicada, repleta de comida con una hermosa apariencia. El suave y constante tintineo de la cocina atrae mi atención hacia ese lugar donde se encuentra el cirujano cocinando. Aquella imagen será incapaz de borrarla de la memoria; Jacob se mueve con una gracia ridícula en el confinado espacio, luciendo solamente un par de pantalones y el delantal negro que he visto todas las veces que me ha invitado a su apartamento. El cabello oscuro y la piel morena se encuentran humedecidos por la alta temperatura que le rodea. Su frente perlada con gotas de sudor adhiere mechones rebeldes de cabello a ella.

Tomo profundas respiraciones, llevándome el exquisito aroma de la comida hasta los pulmones; deleitándome con los sutiles aromas que se mezclan con otros.

—La comida está lista —exclama Jacob dándose la vuelta; la frase quedó suspendida en el aire cuando me ve a unos pasos de él. Sus mejillas se tiñen de un intenso rojo, como si estuviera avergonzado o sorprendido que lo hubiera captado en esta situación.

Las mejillas se oscurecen aún más bajo mi atenta mirada; Jacob gira la cabeza ligeramente, tratando de escapar de la atención que le estoy dando. Sonrió, recordando cómo se movía por la cocina con confianza, tarareando en voz baja y afinada una canción; los pies se movían al son de la letra, dándole ritmo a lo que estaba cantando. Todo eso, acompañado de la imagen de piel morena y músculos, que se tensionaban o relajaban según la acción que hiciera; era algo que se tenía que admirar con detalle.

—Vamos al comedor, ya todo está servido —camino detrás de él con emoción a lo que vamos a comer. Jacob se queda al lado de una silla jalándola con suavidad. Inclina la cabeza como gesto para que me siente; niego ante su caballerosidad y cuidado desmedido que me brinda—no deberías esforzarte tanto.

LO QUE NOS TRAJO EL MUÉRDAGO (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora