– Brianna – su madre cerró la puerta con fuerza cuando estuvieron solas en la habitación. Su rostro estaba afligido y sus manos se movían nerviosas. – Solo te pedí una cosa. Una sola cosa.Brianna evitó sentarse en la cama para no ensuciar las sabanas con todo el chocolate y los líquidos de dudosa procedencia que tenía sobre su cuerpo. Habían logrado algo que nunca pensó posible, se sentía asqueada por su dulce favorito y sentía que en cualquier momento iba a vomitar.
– ¿Qué he hecho mal? Esa septa estaba golpeando a ese niño – dijo de mala gana.
– Pero no es motivo para que le hablaras así al Rey – la frenó en seco, enojada. – Te ordenó que le pidieras una disculpa a la mujer, y no lo hiciste. ¡Y no solo eso! – su madre parecía a punto de sufrir un colapso nervioso – ¡Le dijiste a los príncipes que no lo obedecieran! ¿Quieres matarme? ¿Eso es lo que quieres? ¿Ver a tu pobre madre morir?
Brianna reprimió una sonrisa.
– Bueno, técnicamente no lo ordenó – dijo casi en un susurro.
Su madre la miró confundida.
– No dijo "es una orden" – Brianna se encogió de hombros – Si no dijo las palabras solo puedo tomar lo que dijo como una sugerencia...
– Dioses ayúdenme – dijo la mujer mirando hacia el cielo de la habitación de forma dramática.
A Brianna le causaba gracia cuando su madre se preguntaba de donde había sacado ella su dramatismo y su facilidad para meterse en problemas. No notaba que eran iguales en muchos sentidos.
– Solo quítate la ropa para que te puedas dar un baño.
La chica asintió y observó como Lía, su joven doncella entraba a la habitación con agua para la bañera. Su madre hizo una mueca con la boca pero se acercó a ella para ayudarla a quitar algo de la suciedad que tenía en su cabello.
– ¿Cómo hicieron explotar algo? – se preguntó la mujer.
– ¿De dónde sacaron tanto chocolate líquido? – la chica soltó una risa irónica – Me deben una, además ahora nunca podré volver a comer chocolate en mi vida. Me han generado un trauma. ¡Oh y sin mencionar mis rosas! El Rey ha arruinado mis flores.
– Brianna – su madre susurró ayudándola a quitarse el vestido, dejándola solo en un camisón de lino que llevaba debajo – Creo que eso es lo de menos relevancia ahora. Son días difíciles, cualquiera puede terminar colgado o con su cabeza en una pica.
La chica asintió con la cabeza. Sabía las preocupaciones de su madre: jurar lealtad sin llamar mucho la atención, sin ser cuestionada, encontrar un esposo para ella y volver a Highgarden con Lyonel, su hijo menor.
La entendía. Eran tiempos difíciles y todos estaban asustados, todos se señalaban unos a otros como traidores o como cobardes, o por el contrario, se intentaban alzar como supuestos héroes sin haber hecho mucho en realidad. Todos querían sacar provecho de algo. Persuadir al joven Rey de castigar a quienes pelearon contra su madre, e incluso a quienes no apoyaron a nadie, mencionando acudieron al llamado de Rhaenyra. Habían mucho en juego.
Su madre había escuchado como los Frey le exigían al Rey que les entregara Harrenhall el retribución a su apoyo al brindar el cruce a los norteños. Y ahora temía que alguien quisiera ambicionar Highgarden para si mismo, acusándolos de cobardes, de poco fieles.
Brianna sentía lástima por su madre, y a veces enojo hacia su padre por irse tan pronto y dejarlas solas. A la deriva.
Lyonel a penas tenía 6 onomásticos, y aunque Brianna sabía que su madre era muy capaz de llevar su casa y a su gente, era una mujer. El mundo generalmente no aceptaba a las mujeres con poder, no las quería dirigiendo, no las quería gobernando. La reciente guerra daba crédito a eso.
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Heaven | Jacaerys Velaryon
FanfictionCuando la corona de su madre fue puesta en su cabeza, vio como sus tres hermanos pequeños lo observaban fijamente con los ojos asustados de niños que perdieron todo en la guerra. Y entonces Jace lo supo, no sólo era el Rey, era la cabeza de la casa...