Capítulo 5

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De verdad no quería estar ahí.

Estaba odiando que tantas personas se reuniera en el salón del Trono de Hierro para escuchar como gente de todos los rincones de los Siete Reinos acudían a tener una audiencia con el Rey. Algunos a solicitar cosas, otros a pedir que interviniera en conflictos entre casas nobles, y otros como ella y su madre a jurar la lealtad de su casa al nuevo y joven monarca.

La noche anterior la había pasado casi sin dormir. No había podido dejar de pensar en los pequeños príncipes, sobre todo en el príncipe Viserys, con sus ojos azules y grandes mirándola con miedo. Sentía pena por ellos. Recordaba ese miedo en los ojos de su hermano pequeño cuando su padre murió y todo el mundo empezó a llamarlo mi lord. A él. A un niño de a penas onomásticos. Al menos Lyonel tenía quien lo consolara. Su madre era una mujer amable y cariñosa con sus hijos, y ella misma siempre estaba ahí para él cuando se sentía ansioso.

Pero parecía que el príncipe Viserys estaba solo. Y eso la hacía sentir un vacío inexplicable en el pecho.

Observó de mala gana su vestido gris pálido y luego el vestido negro de su madre. Odiaba no poder llevar colores vivos, siempre le había gustado eso, el celeste era su favorito, pero también amaba el rosado, el rojo, el lila claro y el amarillo.

– No estés haciendo malas caras por la ropa – como si le leyera la mente, su madre la regañó.

– Solo me parece exagerado, ayer usé mi vestido celeste normal – dijo caminando con ella.

– Ayer llegamos acá, no estábamos familiarizadas, si el Rey exige que todos vistan luto por sus familiares caídos lo haremos – con eso dio zanjado el tema y avanzó un poco más adelante que ella.

Lía su doncella la miró encogiéndose de hombros sin dar ninguna opinión.

Brianna entendía el luto del Rey. Había perdido mucho en la guerra. Su madre, su abuela, su padrastro, su hermano y su prometida. Pero había pasado bastante desde que la guerra había terminado y él había sido proclamado Rey. Ella no esperaba que lo superara, sabía por experiencia propia con su padre, que la muerte de un ser amado no se superaba nunca, pero con el tiempo se hacía un poco más llevadera. No dejabas de extrañar, pero si lograbas seguir adelante. Y le llamaba la atención que el Rey no pudiera hacer eso.

La Fortaleza Roja en lugar de parecer el hogar de un Rey, parecía más bien un castillo apagado, sin vida. ¿Habría sonreído alguna vez el Rey de semblante serio y duro?

Cuando llegó al salón del Trono no le llamó la atención este mismo, sino que más bien la agobió notar cuánta gente había esperando a que su Rey apareciera.

– El Rey Jacaerys Targaryen, primero con el nombre, Rey de los Ándalos, los Rhoynor y los primeros hombres, Señor de los Siete Reinos y protector del Reino – anunció un hombre cuando las puertas del lugar se abrieron haciendo que toda la multitud se volteara a mirar a su Rey caminando hacia su trono.

Aunque por más que Brianna intentó, no pudo ver nada más que su cabello castaño. Su altura le impedía ver más, y las personas que estaban al rededor de ella le tapaban la visual.

– Tenemos bastantes audiencias hoy, Majestad – escuchó una voz que le era desconocida.

– Empecemos de una vez – Brianna reconoció la voz cansada del Rey.

– ¡La casa Tyrell, Majestad! – anunció uno de los guardias.

Brianna entendió eso como su señal y caminó casi tropezando al lado de su madre y la comitiva de doncella y guardias que habían llevado con ellas. Su madre, nerviosa pero con la cabeza en alto, tomó su posición como cabeza de familia.

Heaven | Jacaerys Velaryon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora