Capitulo 12.

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Era una tarde antes de la esperada cena de sus padres, el Omega azabache se encontraba en la sala con una escoba en manos para barrer el poco polvo que había. Seguía pensando con inquietud de esa cena, y nuevas preguntas sin respuesta rondaban en su mente. Sin embargo, después de unos minutos de los pensamientos malos, suspiró y exhaló para pensar con calma que no todo podía ser peor, al menos ¿Por qué no darles una oportunidad? Después de todo, debió haber ocurrido algo para que... los dejara con su abuelo.

"Espero y todo salga bien"

Pensó, y con autoridad asintió de que iba a salir perfecta la cena, dejando de lado los pensamientos intrusivos que lo atormentaban y pasar una buena tarde con sus padres.

Ya era el día, el día en que sus padres vendrían. Faltaban pocas horas, y en ese tiempo Kaigaku se encargó de preparar la comida, mientras que su hermano de darle otra vuelta a la limpieza.
Asintieron con autoridad.
Su abuelo les dijo unas cuantas palabras del cuidado por si intentabam algo más, asistieron y se prepararon mentalmente.

Mientras esperaba la hora en que llegarían, dió asiento en el sofá y agarró su celular, para luego abrir los mensajes y hablar con Kokushibo.

-Kokushibo, ya no falta mucho para que lleguen. Espero que todo salga perfecto.

-Kaigaku, no te presiones. Deja salir los pensamientos malos al aire y concéntrate en pasar una buena tarde con ellos.

-Solo si ves que actúan de forma extraña, tienes que llamarme de inmediato, no quiero que te suceda algo.

-Si, lo haré.

-Es lindo que te preocupes...

-por mi.

-Claro que me preocupo por ti, soy tu alfa y es mi deber en protegerte y amarte.

Sonrío inconsciente, mientras un rojo intenso se apoderaba de sus mejillas.

En ese momento, el timbre de la casa resonó por todo el lugar.

-Kokushibo, creo que ya llegaron, te escribo luego.

Se levantó del sofá y fue a la entrada principal, con nervios la observó, pero su mano se dirigía lentamente a la manecilla y luego darle vuelta.

Al abrir la puerta, se encontró con una mujer de estatura promedio, piel sedosa, su cabello corto en capas de color azabache y ojos turquesas como los tenía el. Atrás de ella, estaba un hombre un poco más alto que la mujer, su piel clara morena, el cabello tambien era azabache solo que con puntas amarillas y ojos anaranjados. Los dos acompañaban su rostro con una cálida sonrisa.

—¡Mi pequeño Kaigaku! ¡Cuánto has crecido!—de inmediato, alzó los brazos para dirigirse a el y darle un abrazo.

—Hola, mamá y... Papá.—aceptó sin problema, pero un poco incómodo.

—Me alegra verte finalmente, ¿Donde está mi muchacho rubio?—habló el padre dando paso al hogar.

En pasos lentos y silenciosos, el rubio que pregunto el padre se asomaba en unas de las paredes sigilosamente. Dió aparición, e intento mantener una  sonrisa de felicidad.

—Hola padre, hola mamá.

—¡Hijo, tu también creciste mucho! Mis queridos hijos...

El alfa que me enamoró..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora