Capitulo 7.

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Se aferró fuertemente al alfa rodeando sus brazos por el cuello sin dejar de quejarse por el dolor.
Este acto le pareció adorable ante los ojos de Kokushibo.

—El golpe fue directo a la rodilla, si lo mueves, ¿Aún te duele?—pregunto con preocupación la enfermera de ojos morados cuyo nombre es Tamayo.

Asintió estando sentado en una de las camillas, haciendo una mueca de dolor al levantarla un poco para que el enfermero de cabello verde pudiera vendar su rodilla.

—Bien, debes aplicarte una bolsa de hielo para disminuir el dolor y la inflamación; evita flexionarla y tienes que reposar. Tomara tiempo, así que faltarás al colegio.—dijo Tamayo con voz comprensiva, notando la tristeza en los ojos del paciente al mencionar su ausencia.

Después de darle otras indicaciones, la enfermera la pidió amablemente al alfa que lo llevara a su casa, a lo que el asintió gustoso.

Con cuidado, cargó al Omega entre sus brazos, provocando un sonrojo adorable amte la vista de el. Sonrío de manera cálida para calmarlo.

Se dirigió a la salida del colegio y se detuvo para preguntarle al azabache:

—¿Por dónde es tu casa?—pregunto con una encantadora sonrisa.

—es para allá...—señaló con el dedo índice al norte—donde termina el colegio das a la izquierda, y te diriges a una cafetería, das vuelta a la esquina y sigues... Hay un puesto de plantas y por cuatro casas ahí es.

—¿La cafetería no se llama "Cafetería Kamado"?

—Si, esa.—respondió con una pequeña sonrisa.

Durante el camino, Kaigaku quedó dormido en los brazos del alfa.
Lo observó con cariño apreciando cada detalle de esa vista especial.
La forma en que sus pestañas se curvaban delicadamente y como un suave suspiro escapaba de sus labios.
Apareció un brillo en sus ojos, y supo que entre ellos hay una conexión especial nuy grande.

Antes de dormirse, Kaigaku le explico en como era su casa para que no hubiese problemas. Cuando vio que cumplía con las características que le dijo, tocó la puerta y esperó a que alguien abriera.

Un anciano de baja estatura y cabello albino, abrió en pocos centímetro la puerta solo asomando su cabeza.

—¿Si?—preguntó alzando la mirada por lo alto que era.

—Disculpe las molestias, señor. De casualidad, ¿usted es familiar de Kaigaku?

—¿Ah?—bajó la mirada y vió que sostenía a su nieto entre sus brazos. Esto rápidamente hizo que abriera la puerta por completo y se acercó a el.

—¡Soy su abuelo! ¿¡Qué tiene, que le pasó en su rodilla!?

—Está dormido, no se preocupe. Sobre su rodilla...

—¡Pasa, pasa! ¡Déjalo en el sofa y cuéntame que paso!—se hizo a un lado de la puerta accediendole el paso a su casa.

—b-bien.








—y el le metió el pie, probablemente a propósito. Eso provocó que pasará esto con su rodilla.

—Uhg, malditos alfas degenerados...—mantuvo fuerte su agarre de puño visiblemente molesto.

Kokushibo se sintió un poco incómodo por el aura que desprendía.

—pero estará bien, ¿No es así?

—C-claro, la enfermera dijo que tendría que faltar algunos días para que su rodilla se cure.

Jigoro suspiro aliviado.

—Bueno, con su permiso. Me retiro.— se puso de pie y se inclinó hacia al abuelo del Omega. A punto de salir, una voz lo detuvo.

—Hey, muchacho. ¿Quién eres? Por lo visto eres alfa, ¿Qué hacías con Kaigaku?

—Uhm, soy un amigo de el y la enfermera me pidió que lo llevará a su hogar...—respondió manteniendose firme, pero por dentro estaba nervioso por la mirada asesina que le dedicó.

—Ya veo, gracias por traerlo...

—Si, no hay de que. Ah, le dejaré mi número para que pueda escribirme.

—Está bien.
















Kaigaku finalmente despertó, un poco desconcertado al principio.

—¡Kaigaku! ¿Ya estás despierto?

Levantó su cabeza y vio a su abuelo acercandose.

—¿Abuelo? ¿Qué hago aquí?—levanto su cuerpo a estar sentado, mientras tallaba con su mano su ojo por la pesadez.

—Un supuesto amigo te trajo, me dijo que te entregará esto.—estiró su brazo para extenderle una hoja.

—¿Ah, un amigo? ¿Fue Kokushibo?— preguntó tomando la pequeña hoja de las manos de su abuelo.

—Si, como se llame. Ahora dime, ¿Qué son ustedes dos? No me habías platicado de el.

—A-ah—rapidamente apareció un rubor por sus mejillas—e-es mi... Amigo. Hice un nuevo amigo, aja.—formo una sonrisa, ocultando su verdadera razón.

—Ok...

—¡Ah, ya que estoy aquí! ¿No quieres comer? Prepararé algo. ¿Ya llego Zenitsu?—trató de levantarse del sofá, pero cayó debido a su rodilla.

—¡No, debes estar reposando! Anda, ve a tu cuarto.

—Bien...

Con apoyo de su abuelo, subió las escaleras para ir a su habitación. Se dejó caer a la cómoda cama, de pronto recordó la hoja que le había dado su abuelo de parte del alfa, la saco de su bolsillo y fue abriendola para ver lo que contenía.

¡Hola Kaigaku! Te escribo está carta para invitarte a salir el sábado, si te parece bien a aquella cafetería.
Te dejo mi número para que me puedas confirmar. Me gustaría platicar de algo sobre nosotros.
Bueno, espero que te recuperes pronto de tu rodilla para poder verte y apreciar toda tu belleza.

Su corazón se acelero inmediatamente al leer lo escrito. Guardó el número del alfa en sus contactos y se acomodo para seguir durmiendo.

Paso los días faltantes para que acabe la semana descansando. Ya podía mover perfectamente su pierna y estaba listo para regresar al colegio el lunes.
Recordó la salida con el alfa el día de mañana, se sintió nervioso psra discutir un tema que ya tenía lo que se trataba. Agarró su celular y buscó el contacto del alfa para agregarlo.

-Hola Kokushibo, soy Kaigaku.

Al enviar el mensaje apagó rápidamente su celular y abrazó su almohada con notables nervios esperando ansiosamente la respuesta del alfa. El sonido del celular indicando una notificación escuchó y lo tomo torpemente para ver lo que había respondido.

-¡Hola Kaigaku! Perdón la demora. Entonces, ¿nos veremos mañana?

- Si, está bien. ¿Podemos vernos a las cinco de la tarde?

-¡Si, claro!

-Bien, nos vemos mañana a esa hora.

-¡Sipi! ¡Hasta luego!

Kaigaku encontró gracioso las respuestas de Kokushibo y sonrío mientras apagaba su celular y lo dejaba en la mesita de noche para comenzar su día productivo.

El alfa que me enamoró..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora