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Lisa estaba en ese momento del mes en que debería tener su celo de no ser por los supresores, lo que equivalía a ser una bola sensible que no hacía más que comer, dormir y jugar con Danielle cuando no estaba llorando.

Realmente intentaba ser una adulta y recomponerse frente a Danielle, porque la pequeña no tenía la culpa de que su madre sea una maldita dependiente de una alfa que le había dado un céntimo de atención, pero no ayudaba en nada que cada media hora su hija pregunté por la alfa que súbitamente desapareció y dejo de contestar los mensajes.

¿La había cansado acaso? ¿Habían sido demasiado los mensajes a diario? La alfa seguramente solo estaba haciendo amable con ellas los primeros días en el pueblo y se había dado cuenta de que no valían la pena.

Mentira. Danielle era una persona que siempre valía la pena conocer, pero Lisa sabía que ella podía llegar a ser insoportable y ese debía haber sido el dilema de la alfa.

Pero su... La alfa le había regalado flores...

Flores que ahora decoraban su mesa y que emocionaban y hacían doler el corazón de Lisa cada vez que las veía, frescas y perfumadas como el día en que Rosé se las obsequio junto al regalo de Danielle, otro recuerdo de como había alejado a la alfa.

Danielle llevaba a Ditto, el dinosaurio, a todas partes, comía en la mesa con ellas, dormía en la cama y Lisa la había convencido de que los dinosaurios no necesitaban bañarse como los humanos cuando había intentado meterlo en la bañera y que si llegaba a ensuciarse mucho ella misma le prepararía un baño especial para dinosaurios (la lavadora).

La cachorra preguntaba a cada rato cuando iría Rosé a jugar con ellas, con el pretexto de que Rosé, ella y Bruce habían acordado una dino-fiesta del té, que era cierto porque Lisa había sido invitada. Pero Rosé había desaparecido en el aire.

¿Por qué le prometería cosas a su... A la cachorra si no las cumpliría?

Sería que... Pero no era posible, o si y Lisa había sido una ilusa, pero Rosé no podía saberlo... O si...

¿Y si se había enterado y odiaba profundamente a Lisa?

Oh Dios, tenía que hablar con ella, necesitaba oír su verdad y que luego la odie todo lo que quiera y la despache de su vida, pero Rosé debía saberlo de su parte y culparla a ella y solo a ella, Danielle no tenía la culpa de la estupidez de su mamá y no debía perder a su papá por esta.

Si tan solo hubiera sido más inteligente y no tan egoísta tal vez Rosé se hubiera enterado por ella y no por quien sabe dónde, aunque lo más probable es que fuera deducción propia de solo comparar sus facciones con las de Danielle.

¿Y si el rubio que la había seguido era su novio y Rosé había estado tonteando con ellas? Eso tendría sentido aún cuando le dolía mucho pensarlo.

No, Lisa había visto sus fotos y eran demasiado parecidos, debían ser parientes.

¿Y si ese pariente le había abierto los ojos a Rosé y advertido de que no se metiera con ella? Lisa no había hecho nada malo, pero no tenía idea como podría reaccionar la familia de Rosé ante ella.

Tenía la tendencia de arruinar familias, ¿La familia de Rosé desconfiaría de ella? No la conocían, no podían juzgarla por redes sociales, pero la alfa le había contado que era la única alfa en su familia y desde que su padre se había ido, ella estaba a cargo, así que no le sorprendería de que desconfiaran de ella considerando que...

Ya estaba pensando bobadas, como si Rosé le prestará atención real, ella solo era una antigua conocida y la mamá de Danielle, la cachorra de la cual Rosé se hizo amiga y ese sería su puesto para siempre, ni más ni menos.

—Mami, ¿Estás bien? —la voz de Danielle la interrumpió, la niña fruncía la nariz y Lisa se dió cuenta del aroma a angustia en el aire.

No, no estaba bien, pero igual sonrió a su bebé.

—¿Me das un abrazo, bebé? Estoy bien pero quiero un abrazo para sentirme mejor. —pidió, suspirando cuando su cachorra corrió a sus brazos.

Trepado en su regazo con su carita en su cuello, rodeándola con sus bracitos, Danielle comenzó a mecerse encima suyo, sus manitos en su cabello la acariciaban con cada movimiento, estaba imitando tiernamente la nana con la que ella la ayudaba a dormir. Lisa la abrazó con fuerza y se dejó mimar.

—¿Quieres que me acueste contigo así puedes descansar, mami? —quiso reír al oírla, pero una especie de sollozo salió de su boca.

¿Qué había hecho bien en su vida para merecer a Danielle?

—Si, cielo, ¿Quieres dormir un rato conmigo? Prometo llevarte por un helado luego. —Danielle acepto, pero algo le decía que hubiera dicho que si sin el helado.

Pronto estuvieron acurrucadas en la cama grande, su cachorra abrazaba su costado y se durmió antes que ella, su respiración suave y sus suspiros risueños le sirvieron como somníferos y pronto estuvo sumida en un mundo dónde no le importaba la realidad y dónde junto a ellas había una alfa mimándolas.

Pronto estuvieron acurrucadas en la cama grande, su cachorra abrazaba su costado y se durmió antes que ella, su respiración suave y sus suspiros risueños le sirvieron como somníferos y pronto estuvo sumida en un mundo dónde no le importaba la real...

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beach girls ଓ chaelisa auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora