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Rosé tuvo que marcharse apenas la lluvia paro un poco, no sin antes abrazar mucho a su omega y su cachorra, lo suficiente como para que Lisa la marque con su olor y piense que estaba siendo discreta.

No quería irse, alejarse de la casa para ir a su ¿Casa? se sentía incorrecto, en especial cuando las únicas personas que la hacían sentir en su hogar no estarían allí cuando llegará.

Su departamento era insulso, se sentía frío y aburrido, no había olor a miel y flores, ni las risas de una cachorra, no había una omega horneando en la cocina que se sonrojara y sonriera al verla.

¿Por qué había tenido que regresar? Ah sí, apestaba y debía trabajar al otro día, maldita mierda, además había sido demasiado tiempo ocupando el espacio de la pobre omega y Rosé se había comprometido a no abrumarla siendo la maldita alfa intensa que en realidad era.

Aún sentía el nudo en la boca del estómago cuando recordaba lo decaída que Lisa se había puesto al hablar de su familia, Rosé había decidido no entrometerse más hasta no estar segura de que la omega confiaba en ella lo suficiente como para soltarse y liberar aquello que luchaba por retener.

Sabía que su padre había fallecido, Danielle lo había confirmado de forma inocente, pero no sé explicaba la reacción ante la mención de su hermano y no iba a hablar de la falta de una madre en las fotos aún cuando oyó a la cachorra hablar de una abuela.

Algo le decía que eso era terreno peligroso de pisar, y definitivamente no lo pisaría.

"Sé lo que es crecer con el amor de un solo padre y no lo quería para mi cachorra", la frase aún rebotaba y hacía ecos en los rincones de su mente. A lo largo del día se había encontrado observando a la omega y pensando como alguien no podría amarla siendo esta el ser más noble que habría pisado el planeta.

¿Cómo alguien no podría amar a Lisa que pensaba que todos estaban por delante de ella? Se preocupaba por todos y su comodidad, se angustió como ninguna cuando creyó haberla molestado, y era tan dulce, se ponía toda suave con un par de abrazos y suaves caricias, era la persona más fácil de amar existente.

Y sin embargo, parecía tan hambrienta de cariño.

El delicado collar en sus manos se preguntaba porque aún no estaba colgado en el cuello de la omega.

Rosé se preguntaba también porque no se lo había dado.

Se había acobardado la mañana en la playa, temiendo que sea demasiado poco y sintiéndose mal al no poder acceder a uno verdadero, que era lo que la omega se merecía, tampoco lo había pensado cuando corrió en busca de Lisa en cuanto fue consiente de lo que decían los mensajes.

Ahora lo veía allí entre sus dedos, siendo tierno y simple, como su omega.

"A los omegas nos encantan las cursilerías románticas", había afirmado Felix el otro día.

Lo guardo en su mochila, planeando visitar a su omega y su cachorra al día siguiente luego del trabajo, y tomar el suficiente coraje como para obsequiárselo.

Mientras tanto, su pequeña lista de pasos para hacer sonreír a Lisa crecía, las cosquillas eran algo que la mantenía contenta y distraída.

Cosas para hacer sonreír a Lisa.

Tulipanes.

Coqueteos.

Mimos.

Abrazos.

Cosquillas en el ombligo (siguientes sectores a descubrir).

***

Una semana después, decir que hacía frío era muy poco, el otoño había llegado y el mar había traído todo el frío al parecer, ¿Dónde estaba la siempre caliente playa? Definitivamente no en los nubarrones en el cielo.

beach girls ଓ chaelisa auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora