𝟸𝟷

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—Karina mi amor el desayuno está listo— gritó Jennie sirviendo en los platos los huevos revueltos que había preparado para la niña— Karina— volvió a llamarla hasta que por fin la pequeña apareció en la cocina abrazando a su rosado peluche.

—Buenos días mami— saludó sentándose en la mesa que estaba frente a la cocina, Karina suspiró sonoramente llamando la atención de Jennie.

—¿Estás bien mi amor?— preguntó — desde ayer estas apagada ¿No estás feliz de que desperté?— preguntó.

—Claro que si mamá— se apresuró a contestar, la castaña colocó el desayuno en la mesa y tomó asiento frente a su hija— es solo que... mamá Lisa estaba llorando ayer— dijo agachando la mirada— yo no quiero que ella esté triste.

—¿Estaba llorando?— preguntó tratando de ganar tiempo sin saber qué responder.

—Mami— se quejó, no había manera de mentirle a Karina— yo creo que está triste porque vine contigo.

—Mi amor ya desperté, tenías que volver conmigo a casa, con mamá— trato de explicarle suavemente.

—Ella también es mi mamá— Jennie tuvo que apretar los dientes para no soltar ningún comentario que dañara a su hija, al parecer Karina ya estaba lo suficientemente encariñada con la chica— ¿Por qué no dejas que ella venga aquí? Así no está sola.

—Porque ella tiene su apartamento y debe cuidarlo.

—Entonces vamos a vivir con ella— le pidió— tú puedes dormir con ella y yo en mi habitación, ya sé que ustedes eran novias y se besaban en su boca ella me lo contó— la castaña no sabía si reír ante la inocencia de su hija o ir a matar a Lisa por soltar su lengua.

—Yo debo cuidar de esta casa— trato una vez más— además ya estoy aquí, no necesitas otra mamá, yo voy a cuidarte siempre— Karina suspiró sonoramente y asintió con la cabeza — ahora desayuna que luego iremos a ver a tía Rosé y tía Nayeon que se pondrán muy contentas al saber que regresaste.

—Está bien— dijo sin estar muy convencida— pero ¿puedo ir a ver a mamá Lis mañana?

—Ya lo veremos— respondió levantándose de la mesa— ahora desayuna.

...

Lisa entró a su oficina sorprendiéndose al notar quien la esperaba, aquel día había llegado un poco más tarde porque tuvo que pasar por su departamento a alistarse y luego salir al banco, aunque había dormido sin interrupciones y por al menos nueve horas su cuerpo de sentía agitado, al parecer su cansancio emocional estaba afectándola.

—¿Qué haces aquí mamá?— preguntó sacándose la chaqueta y colgándola en su perchero para luego tomar asiento.

—Dime por favor que Karina está en clases y que tardaste porque pasaste a dejarla— dijo con algunas lágrimas en los ojos.

—Lamentablemente no— dijo suspirando— Siento no haberte llamado ayer, no estaba en condiciones.

—¿Entonces Jennie fue a tu casa?— preguntó.

—Sí y se llevó a Karina— trato de mantener su compostura— además tengo un juicio dentro de un par de días y me pidió que renuncie a cualquier derecho que pudiera tener sobre Karina.

—No pensarás en acceder a semejante locura— Lisa no respondió y simplemente miro hacia afuera y la maravillosa vista que tenía— No puedes hacer eso, es tu hija es mucho más hija tuya que de ella ¡Lisa!— gritó llamando su atención.

No me rendiré || Jenlisa •adaptación•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora