' ¿Se han imaginado tener dos vidas? ¿Ser dos personas al mismo tiempo? Apuesto a que si. Pero entre pensar y vivir hay una diferencia muy grande, creo. Imaginemos... Rainelis, una mujer dulce y delicada. Rai, sexy e impotente, ¿Cuál elegirías tú...
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Miami, Florida - Estados Unidos de América. 22:00 PM. Rainelis' POV.
Cuando finalmente di por terminado mi ensayo del día, of al fondo de la habitación el sonido de palmas chocando entre sí, lento y pausado. Me levanté mirando al fondo del lugar, pero la fuerte luz de uno de los reflectores me dificultaba observar quien aplaudía. Caminé hacia el frente, descendiendo las pequeñas escaleras hasta detenerme, encontrándome frente a mi a nadie menos que Alondra López.
En ese momento me resumía en tres palabras: temor, nervios y tensión.
La mujer me miraba con intensidad, tanto que pude sentir mi cuerpo entrar en calor. Tragué en seco, con el miedo gritando dentro de mí, ella me descubriría, y yo estaba jodida.
"Cálmate, se Rai, no tengas miedo. Se Rai." — Repetí aquella frase innumerable de veces en la privacía de mis pensamientos.
— Hoy no es día de show. — Dije, descendiendo el último escalón, y después me alejé de ella.
Alondra caminó lentamente detrás de mí.
— Lo sé, solo que no pude esperar para verte nuevamente.
La voz de ella fue ronca, sensualmente arrastrada. Cerré los ojos, intentando decirle a mis sentidos que no me debilitaran frente a esa mujer. Me detuve en una mesa, abriendo una pequeña botella de agua, tomando un gran trago del líquido frío. "Cálmate." Me repetí a mi misma cuando ella se acercó. Alondra estaba con la misma ropa que vestía en su oficina.
— Estuviste maravillosa, Rai. — Podía sentir su mirada fija en mi.
Respiré profundo y encaré su rostro, sin demostrar mi desesperación por dentro.
— Solo fue un ensayo, pero gracias, ¿señorita...? — Dejé la pregunta en el aire.
— Alondra, soy Alondra López. — Ella habló, extendiendo su mano en un saludo.
— Mejor no, estoy sudada. — Dije sonriendo.
— Tú estás, eres... Maravillosa. — Ella habló, analizando cada parte de mi cuerpo, lo que para mi sorpresa no me hizo sonrojar. — Quería verte el otro día, pero supe que no habla con los clientes del club.
— Escuché que quería verme, no imaginé que vendría nuevamente, muchos desisten de la idea en el primer intento.
Vi a Alondra sonreír de lado.
— Ni yo, pero algo en mí decía que tenía que verla de nuevo. — Ella dijo, más cerca de lo que imaginaba. — No soy la clase de mujer que se rinde fácilmente, menos si es algo que quiero.
Encaré sus ojos, estaban oscuros, con un brillo diferente al que estaba acostumbrada a observar en la oficina, podía fácilmente divisar la lujuria en ellos.
