' ¿Se han imaginado tener dos vidas? ¿Ser dos personas al mismo tiempo? Apuesto a que si. Pero entre pensar y vivir hay una diferencia muy grande, creo. Imaginemos... Rainelis, una mujer dulce y delicada. Rai, sexy e impotente, ¿Cuál elegirías tú...
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Miami, Florida - Estados Unidos de América. 07:45 AM. Rainelis' POV.
El tráfico en Miami nunca ha sido fácil. Tenía la sensación de que este lugar tenía más autos en las calles que habitantes. Estábamos detrás de una enorme fila de coches donde las personas estresadas tocaban la bocina sin parar. Teníamos exactamente quince minutos para llegar á la oficina, hoy por alguna razón se nos pidió que fuéramos puntuales. Los últimos rumores escuchados decían que un nuevo presidente sería presentado, y di gracias a todos los dioses existentes por eso. Tener que aguantar a aquel viejo baboso como jefe era demasiado tedioso. Por supuesto, no teníamos idea de quién ocuparía su lugar, pero no creí que pudiera ser peor.
Ari miraba atenta a cualquier lugar donde tuviéramos la oportunidad de avanzar. Cristal leía sus informes desde el asiento trasero.
— Hoy este lugar parece el propio infierno. — Dijo Ari algo molesta.
— Ari, no digas eso, por favor. — Molly le reprendió, haciendo que reprimiera una risa por la cara que Ari hizo después de eso.
Conocimos a Cristal casi tan pronto como comenzamos a trabajar en "Industrias López". Ella ocupaba un puesto como asistente en la edición de publicidad. Nos llevamos bien desde el primer día, tanto así que después de unos meses decidimos alquilar un apartamento en el centro de Miami. Molly era una chica de pueblo, pero era tan dulce y comprensiva. Ella era el sentido común de nuestras vidas. Sabía de la segunda vida que yo llevaba, pero nunca dijo nada, al contrario, ella siempre me apoyó.
Después de diez minutos paradas, conseguimos avanzar algunas cuadras gracias a las habilidades de Ari al volante. Nos apresuramos a entrar al edificio antes de que alguien notase nuestro retraso. Todos estaban eufóricos y agobiados, incluso abrumados, la noticia de nuestra futura presidencia era, por decir poco, una controversia.
— ¿Soy yo o todos están inquietos? — Dijo Molly, mientras colocaba sus cosas encima de su escritorio.
— No es cosa tuya, Molly, todo mundo está nervioso.
— No entiendo el por qué, quien va a tener que soportar a la bestia todos los días seré yo. — Hablé un tanto incómoda.
— Sí, Riri... Tú fuiste la elegida. — Cristal habló sonriendo con aparente inocencia.
— Escuche que es una mujer, un tanto, muy arrogante.
— ¡Dios quiera que no! Ya tuve suficiente aguantado a ese viejo baboso tanto tiempo.
— Cielos, él era realmente repugnante.
Conversamos por algunos minutos hasta que Rodrigo golpeó el cristal de la habitación llamando nuestra atención.
— ¡Chicas, es hora! Vamos a conocer a nuestro nuevo amo. — Dijo riendo.
— Pedí mucho para que fuese alguien bueno. — Mencionó Molly con una sonrisa tímida.
