Gema estaba escuchando lo que le estaba diciendo el ministro a través del auricular.
La misión de ella era seducir a un hombre, no era tan dificil. Eso fue lo que pensó. Pero luego le dicen que va a trabajar a ciegas porque no tienen ni una sola foto de esta persona.
Bueno, a prepararse para morir.
Gema se puso un vestido verde, no era llamativo y eso era lo mejor.
-Debes seducirlo, recuerdas?
-Señor ministro, si yo me presento ante usted con un vestido escotado y corto, ¿qué sucederá?
-No voy a contestar.
-Ir de esa forma es demasiado obvio. Se supone que voy a esta fiesta para pasar un buen rato, sola, no para seducir a alguien.
El personaje de Gema era de una joven sin experiencia sexual. Era tímida y no se atrevía a acercarae a los hombres.
-Me gusta este personaje es el mismo que me dieron hace un año.
-Lancaster.
El ministro advirtió a Gema.
Ella no debía de dar indicaciones de que fue contratada.
-Tranquilo, ministro. Su gente tiene un bajo coeficiente.
-¿Qué carajos le sucede?
Christopher preguntó con brusquedad. Ella ni se parecia a la sumisa Gema.
-Ignórala.
Gema no perdió el tiempo e ingresó a la fiesta privada de este narcotraficante.
Fue al barra y pudió una bebida y luego fue a sentarse en un lugar tranquilo.
-Se supone que debe buscar al narco no sentarse ahí como estúpida. Sabía que ella no era la correcta para el trabajo.
-Ella es la única mujer soltera entre las mujeres de la élite.
-Ella no está capacitada para esto.
El ministro ya no discutió con Christopher.
Gema no era una simple teniente. Ella era un agente encubierto, una de las mejores y de las que no se hablaba.
Era un agente secreto que Alex pidió prestada solo por y para esta misión. Y de paso para la campaña que fue su tapadera.
Gema miró casualmente por su alrededor. Guardias por todas partes y cámaras en cada lugar.
Las mujeres traían vestidos escotados y muy cortos. La ropa era tan descubierta que no dejaba nada a la imaginación.
Ella observó su ropa que era un vestido largo en comparacion con los otros y no era escotado.
Agarró un poco de su ropa y la subió con timidez y duda.
Un vaso de whisky se bajó en la mesa.
-No necesitas hacerlo.
Ella levantó la vista sorprendida y luego sonrió.
-Quién puede resistirse a una persona sonriente?
Alex preguntó con burla.
-Debería dejar de sonreir y hacer su trabajo en serio.
Alex puso los ojos en blanco y siguió viendo la imagen en la computadora.
-Hola. ¿Qué se le ofrece?
-Una noche contigo.
La sonrisa de Gema disminuyó y desvió la mirada.