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Shen Qingqiu ya no puede ir al Pabellón Rojo Cálido a dormir.
Su falta de sueño lo hace actuar de maneras que hacen que Liu Qingge se sienta... frustrado.
El Dios de la Guerra Bai Zhan enc...
—Shang Qinghua debe haber hecho esto —susurró Shen Qingqiu. Había llegado al Pabellón Rojo Cálido solo para enterarse de que estaba lleno hasta el tope de hombres. Pero no cualquier hombre. Hombres que todas las mujeres en el Pabellón Rojo Cálido sabían que Shen Qingqiu odiaba y no podría acostarse con nadie si compartía un edificio con ellas.
—Jiu-er, si quieres, podríamos ver si alguno de los otros burdeles nos deja usar una de sus habitaciones. Todos son bastante amables...
—¡Shen Qingqiu! —dijo una voz fuerte, interrumpiendo la conversación. Los dos levantaron la vista y vieron a Liu Qingge corriendo hacia ellos con su espada. Su ceño fruncido era aún más profundo de lo habitual.
"¿Cómo te atreves a venir aquí después de que todos te dijeron específicamente que no lo hicieras durante la reunión?"
Shen Qingqiu apretó los dientes al pensar en esa reunión.
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"¿No crees que tu comportamiento lascivo ha durado lo suficiente?" Qi Qingqi había logrado convertir lo que se suponía que era una reunión de presupuesto de la secta en otra disputa sobre las visitas de Shen Qingqiu al Pabellón Rojo Cálido.
"¿Qué tiene de malo lo que hago en mi tiempo libre, Qi-shimei? No es como si estuviera usando fondos de la secta para mis visitas".
"Incluso si no lo eres, tu comportamiento es perverso y deshonra a nuestra secta". La sala se llenó de sonidos de consentimiento a la declaración de Qi Qingqi.
"También dañará aún más tu cultivo arruinado", agregó Liu Qingge. Aunque con lo rojo que había estado su rostro durante toda la conversación, era un poco difícil tomar en serio lo que estaba diciendo.
"Um... ¿Podemos volver al tema?", suplicó Shang Qinghua. "Esta es la tercera reunión presupuestaria en la que se ha tratado este tema y en cada una de ellas no hemos podido terminar con el presupuesto. ¿Podemos simplemente..."
"Es difícil concentrarse en una estúpida reunión de presupuesto cuando nuestro hermano marcial parece mirar con desprecio nuestros hábitos de gasto. ¿Usar tanto dinero en su lujuria? Es exasperante", se burló Wei Qingwei.
"De nuevo, es mi dinero. Lo que yo haga con él no es asunto tuyo".
Shang Qinghua observó la habitación por un momento y luego se puso de pie. "Bueno, no creo que nada se resuelva aquí hoy, así que me despido".
