04. ruptura

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Meses atrás...

La noche era fría y silenciosa, con una luna llena que iluminaba tenuemente el piso compartido. Las sombras danzaban en las paredes mientras la luz del exterior se filtraba a través de las cortinas.

Juanjo estaba junto a Martin, con lágrimas brillantes cayendo por sus mejillas. El vasco anhelaba pasar sus pulgares bajo sus ojos, quitar aquellas gotas de agua de su cara. Deseaba quitarle el dolor que mostraba todo su cuerpo, quitarle el miedo. El maño estaba destrozado, su pecho subía y bajaba con respiraciones entrecortadas, y su rostro mostraba una mezcla de angustia y desesperación que Martin nunca había visto antes.

El aire entre ellos era denso, cargado de palabras no dichas y emociones reprimidas. Martin podía sentir su corazón rompiéndose en mil pedazos al ver a Juanjo así, tan vulnerable, tan roto. Quería abrazarlo, consolarlo, decirle que todo estaría bien, pero el contrario había rechazado todo el contacto.

"Amor, ¿qué pasa? ¿Por qué estás así?" Martin susurró, tratando de mantener la calma, aunque su corazón latía con fuerza en su pecho.

El aragonés negó con la cabeza, incapaz de encontrar las palabras. Cada vez que intentaba hablar, sentía que se ahogaba en sus propias emociones. Con un esfuerzo monumental, logró decir: "No puedo seguir así, Martin. No puedo."

"¿Qué quieres decir? ¿Estás rompiendo conmigo?" La incredulidad y el miedo se apoderaron del pequeño. Su mente corría tratando de entender qué podía haber salido tan mal.

El mayor se limitó a asentir con la cabeza, era inútil intentar pronunciar media palabra, no salían de su boca. Miró al suelo, tratando de evitar la mirada de su novio.

"¿Por qué?" Preguntó el menor, con la voz tan rota que el maño casi desearía poder retirar todo lo que estaba pasando y lanzarse a la boca de su chico, decirle lo mucho que lo quería. "¿Por qué?" Repitió. "No lo entiendo."

Ni siquiera podía mirarlo a la cara ahora. Estaba tan abatido y derrotado que sentía cómo se le partía el corazón. Se miró los pies. "Simplemente no podemos seguir juntos. Lo siento." Deseaba que su voz no se quebrara. Si el vasco escuchara la angustia en su voz, sabría que el aragonés no quería estar haciendo esto.

"Quiero saber el porqué." Su voz salía entrecortada, haciéndole casi imposible dictar la frase. La angustia se reflejaba en los ojos de Martin, mezclada con una incredulidad palpable. No podía comprender cómo todo lo que habían compartido podía desmoronarse tan abruptamente.

Juanjo se odiaba más que nunca por lo que estaba a punto de decir. "No funcionamos. Nunca lo hemos hecho. Ya ha pasado demasiado tiempo para darme cuenta." Cada palabra que pronunciaba se sentía como una puñalada directa a su propio corazón, pero sabía que era necesario.

"¿Cómo puedes decir eso? ¿Cómo eres capaz?" Preguntó Martin en voz baja. Sacudió ligeramente la cabeza, negando. "Era real. Siempre ha sido real." Su mente se llenaba de recuerdos felices, momentos en los que todo parecía perfecto. Las risas compartidas, los sueños planeados juntos. No podía aceptar que todo eso hubiera sido una mentira.

El maño volvía a estar al borde de las lágrimas. Tan a punto de llorar que parecía casi imposible seguir con auqella fachada descuidada que estaba montando. Pero tenía que hacerlo.

Por él.

"No, no lo ha sido. No lo es." Juanjo lo miró fijamente tratando de tener el rostro inexpresivo, los ojos vacíos de cualquier emoción. Dentro de sí, sentía que se rompía en mil pedazos, cada fragmento cortándole más profundo que el anterior. Pero tenía que mantenerse fuerte.

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