Martin no pudo evitar sentir una oleada de familiaridad. Había algo en cómo había transcurrido la noche que le recordaba poderosamente a los tiempos en que él y Juanjo eran pareja. Desde la complicidad en la cocina, las risas compartidas, hasta ese momento final en que Juanjo decidió quedarse a dormir, todo le traía de vuelta recuerdos de noches pasadas, cuando todo entre ellos era más sencillo.Aquellos tiempos solían estar llenos de momentos cotidianos como este. No era necesario hacer grandes planes ni buscar la perfección en sus citas; bastaba con estar juntos, cenar algo improvisado y reírse de los pequeños tropiezos de la vida diaria. Martin pensó en las veces que Juanjo había cocinado para él, en cómo se ayudaban mutuamente en esos detalles sencillos, casi sin darse cuenta. A menudo, terminaban en el sofá, hablando sobre cualquier cosa o viendo una película, disfrutando de la tranquilidad de su compañía.
El déjà vu de esa noche era inconfundible. A pesar del tiempo que había pasado, había algo reconfortante en la manera en que todo había fluido entre ellos. Aunque ya no fueran pareja, la conexión seguía latente, como una melodía suave que, a pesar de haber quedado en segundo plano durante algún tiempo, no se había apagado por completo. La naturalidad con la que habían compartido la noche, sin forzar nada, pero sintiendo las huellas del pasado en cada gesto, en cada palabra, era a la vez reconfortante y un poco abrumadora para Martin.
Comparado con las noches que compartían en el pasado, esta había tenido una calma similar, pero con una diferencia significativa: había un ligero distanciamiento, un cuidado en no sobrepasar ciertos límites, algo que antes no existía.
El vasco suspiró, recordando cómo antes solía quedarse despierto escuchando la respiración tranquila de Juanjo cuando dormía a su lado. Ahora, el mayor había dormido en la habitación de al lado, pero la sensación de cercanía era innegable.
Se levantó y fue a la cocina para preparar algo para el desayuno. Decidió hacer café, recordando su favorito, y preparar algunas tostadas.
Unos minutos después, escuchó el ruido suave de la puerta de la habitación de invitados abriéndose. El maño apareció en el umbral, con el pelo un poco despeinado y dejando que un ligero bostezo saliera por su boca.
"Joder, no sabía que la tarifa de quedarte a dormir incluía este tipo de vistas. Si llego a saberlo, te habría invitado antes." Martin lo observó sin disimulo, deteniéndose un segundo más de la cuenta en su pecho desnudo antes de soltar con una sonrisa traviesa.
Una mezcla de sorpresa y vergüenza cruzó el rostro del mayor, y el ligero rubor que comenzó a teñir sus mejillas fue inconfundible.
"Es que empecé a sudar por la noche. Hace mucho calor estos días. Luego se me ha olvidado ponerme la camiseta al salir del cuarto." Se excusó, claramente sonrojado por la vergüenza.
"Juanjo, estamos en pleno febrero."
"Pues eso, calor."
El vasco ignoró el hecho de que le invitó a quedarse a dormir con la excusa del frío que hacía fuera. Sabía perfectamente que el frío no era el verdadero motivo; la verdad es que simplemente quería prolongar aún más su tiempo juntos. Después de todo, conocía mejor que nadie los problemas que su ex tenía con el calor. Pero la excusa del clima había sido la manera más sencilla de conseguirlo.
"Anda ven, mira las tostadas que he preparado." El pequeño inclinó el plato levemente para enseñárselas. Para su mala suerte, estas resbalaron hasta caer sobre la encimera, quedando todos los ingredientes desperdigados.
"Pero Martin." Juanjo se llevó las manos a su cabeza, dejando que una leve risa saliera por su boca. "A tomar por culo las tostadas."
"Ayúdame, chef. Se me han caído."
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bad idea right?
FanfictionSalir de fiesta es una manera habitual de escapar de las preocupaciones pero, para Martin, una noche de copas y euforia en la discoteca se convierte en algo más. Tras varios tragos, un impulso irrefrenable lo lleva a marcar el número de su ex, la pe...