La estrella del amor

Capítulo 24: Mezclando la baraja del destino

La separación de ese joven fue menos significativa que cualquiera de las anteriores que hayan teniendo, para el príncipe el tener que separarse de una persona por temas de agenda era cotidiana y lo más normal pese a que muy en su interior tenga la certeza de que no duraría más que unas largas horas hasta que sea el momento donde se tenga que imponer en cuanto a su autoridad e ir lentamente ganándose más las sospechas de sus enemigos políticos. ¿Y ésto porque el príncipe Nathan accionaba de está forma contra aquellos? Sabe bien que los rumores sobre que tenía un favorito llegaron a oídos de los que se oponen no solo a su forma de gobierno sino también dentro de sus filas que estaban más reacios de aceptar sus gustos y preferencias, nada va a salir con preparación previa o tomando como el mal ejemplo de lo sucedido con sus parientes; más ahora que necesitaba tener toda la atención puesta en la selección, debería hacer eso a como dé lugar y con eso quitarse encima las presiones de toda la nobleza.

Es por esto que no siempre se daría tal cual, debían de todos adaptarse a esos cambios tan vertiginosos como también radicales sin necesidad de ser apresurados y más ahora que podía entrever que muchas cosas cambiarán en cuanto a la historia que se cerró de forma trágica, dejando a todos en tela de juicio porque no solo eran los tres ministros sino también algunos cuantos dentro de su facción política quienes muy seguramente temen verse envueltos en intrigas más directas en su contra y todo porque ya ve que ese joven omega ya conocía la historia de tantas otras que han marcado su vida. Aun así, para el príncipe quien no deseaba que ese joven aprendiz de mercader se viera descubierto por el marqués Fortier quien se caracterizaba por ser una persona muy minuciosa con cada acción que daba y más ahora que las aguas estaban muy separadas como para estar relajados.

— ¿Ya pudiste averiguar acerca de las acciones del segundo ministro? — pregunta el príncipe Nathan mientras que avanzaba hacia el interior del palacio real.

— Desde el asesinatos de Aidan, debo de reconocer que se censuraron a ellos mismos que no sale mucha información de la residencia del marqués como también de los cuarteles generales a su disposición, pero no descarto que he reforzado su vigilancia por nuestros espías en todos los puntos previamente marcados por usted majestad — responde Gilbert a la pregunta de su señor con respecto al evidente rumbo de la conversación.

— Maldito psicópata, yo se que su salud mental se volvió inestable al enterarse de que el amante de su primogénito se estuvo viendo con un sirviente que me había presentado y que sigue bajo mi protección por razones que nunca deben llegar a oídos de mis enemigos... — advierte el príncipe siendo consciente de que muchos oídos van a estar atentos a las conversaciones.

Los temas tabúes que lo rodeaban eran tantos que muchos de sus seguidores de confianza estaban conscientes del alto riesgo que se tomaría con solo mencionar cierta cantidad de palabras, porque muchos otros acaban perdiéndolo todo y más bajo sus directrices por algo que ya sabe que es un dolor que nunca cesará. Tampoco sea porque quiera acabar volviéndose un tirano anarquista y autoritario que imparte la ley con mano dura, él tiene como vocación volverse un emperador digno de las alabanzas, del cariño de los plebeyos y que para aquellos esclavos vean una oportunidad de progreso con solo saber que también contaba con una gran sabiduría en donde premie al que se esfuerce por cumplir con sus expectativas, por que esa era su mejor manera de retribuir ante sus incontables fallas de meses al mando de todo un país.

— Aah~... — suspira el príncipe ya viendo que la jefa de las sirvientas era más que un ancla para mantenerse firme en su labor — Lo que Ginger le contó a Liam me hizo dar cuenta de lo descuidado que me estoy volviendo cuando trato de liberar un poco más de la presión a mi ángel.. —

— "Su alteza real..." — Gilbert sabe cuán afectado estaba el príncipe con respecto a su idea de ser menos impulsivo con promover su visión del futuro.