Capítulo 16: El comienzo de una historia de amor parte II

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El nerviosismo en ambos jóvenes era notable como si el tiempo se detuviera para retomar a los segundos con una lentitud que para estos dos protagonistas no puedan lidiar con la atmósfera que ciertamente era totalmente diferente a las anteriores, por no decir que tanto para el joven William como para el joven príncipe estaban en una situación que ninguno no podía negar la gran diferencia entre sus alturas, revelando así que eran sus segundos géneros se marcaban tanto y esto los sirvientes saben bien que esa atmósfera era digna de retratar como de describir, como si fuese a escribirse una de las más maravillosas historias de amor. Por esto mismo que el príncipe no duda en avanzar hasta donde estaba su invitado no sin antes de acortar un poco la distancia entre aquel joven omega para poder estar solo más cerca sin parecer intimidante o imponer lo que sus impulsos parecieran querer provocar en él, y es no debe olvidarse que ambos apenas se estaban adaptando a la idea de que lo de hace tan solo dos días atrás fuese como una ligera broma de los dioses pero aún excusándose con eso porque no podrían eliminar en su totalidad la pura realidad y era que ambos quedaron prendados del otro con una vertiginosa rapidez que a todos en su entorno los dejaron sin palabras por cuan buena química parecieran tener.

— Me fue a ver hoy una agradable señora y parecía que le conocía muy bien — Da a conocer el joven William de aquel momento mientras que jugaba con sus dedos de la mano con nerviosismo.

— Me alegra que la "señora" Ginger lo haya atendido bien, pero espero que no lo digas tan abiertamente o terminarás por ser regañado y no querrás ver esa hermosa cara jovial ser cambiada por la de un ogro muy gruñón — Bromea el príncipe tratando de tragarse las risas que le daba al escuchar como se refería su invitado a la jefa de las sirvientas.

Era casi imposible para el príncipe Nathan ocultar sus gestos de gracia ante como debió de ser el singular encuentro entre ese joven aprendiz de mercader con la jefa de las sirvientas del palacio real, quien no era tan discreta cuando estaba sumida en su nube de chismes y rumores románticos de la alta sociedad, pero era más puntualizado a él por ser ahora la excusa de todos los chismes buenos que van a salir del palacio real con tal de ir lentamente limpiando su imagen que por cinco años fue arruinada con tanta impunidad y eso prontamente lograra dar con los que expandieron esos chismes tan ridículos, porque ninguno se quedara sin un severo castigo.

— ¿No lo dije bien? Es que según se dice señoras y señores a los que están casados o con hijos. — Se corrige el joven William ante la explicación del príncipe — Como me dijo que eran ambos, supuse que no habría problema de decirle así, y esto de los hombres es complicado de explicar —

— No era lo que intentaba decirle, simplemente que a esa sirvienta no le gusta que le traten de "señora" porque aún se siente joven y con bastante energía — Da una mejor explicación el príncipe ante ese eventual malentendido.

Para el príncipe el asunto de su relación con la jefa de las sirvientas eran demasiado compleja por ser también amigos de la infancia, se conocen desde pequeños y que gracias a ella pudo conocer a su mayordomo junior, pero como siempre el tema Ginger era algo que hasta ahora le traía problemas por ser la única mujer beta que lo tiene bien controlado y todo se debe a que confiaba muchísimo en el criterio de está fémina porque de alguna forma puede considerarla una aliada muy fuerte dentro del palacio real, y del círculo social de la alta sociedad de Roasland.

Por lo que no duda tampoco en tomar una de aquellas manos para así besarle el dorso de la mano derecha en un gesto de paz y seguridad, no quería que ese joven omega se sienta invadido e intimidado por estar con él a solas, más ahora que no dudaba en direccionar a su invitado hasta la mesa donde comerían los platillos del chef quien les preparó a ellos unas exquisiteces, todo para que juntos interactúan con las palabras sobre lo que estaban ingiriendo, platillos fáciles de comer durante una cita a ciegas y todo para evitarse entre ellos los evidentes sentimientos que eran envueltos por los nervios.

La estrella del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora