"Dónde los años 70's nunca terminan"
En una ciudad marcada por el crimen, la corrupción, el sonido del rock and roll y la música disco, tres personajes de mundos opuestos; un mercenario, una cantante y un guardaespaldas, se ven obligados a colaborar...
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El sol de la tarde inunda el interior del vehículo, creando un ambiente cálido que contrasta con la tensión palpable en el aire. Logan, al volante, lanza furtivas miradas a Tonya, que se encuentra a su lado, sus dedos jugueteando inquietos con una cadena que lleva en el cuello. El murmullo del motor se mezcla con el sonido distante de la música del walkman de Peter, quien se encuentra en el asiento trasero, sumido en un sueño profundo y ajeno al mundo exterior, escuchando «The Boys Are Back in Town», canción de Thin Lizzy.
Incluso por primera vez, Wade se mantiene callado y disfruta del paisaje.
—Tony, descuida, todo estará bien —intenta calmarla Logan, sus ojos fijos en la carretera.
Ella lo mira, pero sus ojos están nublados por la ansiedad.
—¿Y si no lo está?, ¿qué tal si me equivoqué en la decisión? —su voz, entrecortada, refleja el peso de sus pensamientos.
Logan suspira, consciente de que el tiempo se les escapa y que su viaje hacia Washington está marcado por una mezcla de esperanza y temor.
—Bueno, ya es demasiado tarde para eso. —responde con un tono más ligero
—Eso me deja más tranquila, gracias. –responde sarcástica.
Un ligero guiño de complicidad atraviesa la tensión mientras Tonya finalmente suelta una risa nerviosa. Logan siente que la atmósfera se relaja un poco.
—Lo siento, no suelo dar apoyo emocional, pero si necesitas desahogarte, adelante, yo te escucharé —añade él.
Tonya suspira, contemplando el paisaje que pasa velozmente por su ventana. Los árboles se convierten en borrones verdes y marrones, la luz del sol creando destellos intermitentes en sus hojas.
—Tengo sentimientos encontrados. No sé qué es lo que suceda en cuanto esté frente a él. ¿Voy a reconocerlo? No sé si todo va a ser igual entre nosotros; hubo cosas inconclusas y… No lo sé, me aterra.
Logan la observa de reojo, tratando de captar cada palabra. Su humor habitual se entrelaza con un tono más serio.
—Creo que si yo fuera Erik, estaría feliz de que mi ex novia me sacara de prisión —bromea, y una risa espontánea brota de Tonya.
—¿Lo ves?, no es tan grave. Te hice reír —dice Logan con una satisfacción momentánea.
Tonya, sin embargo, no puede ocultar el miedo que aún reside en su pecho.
—Aún así tengo miedo, Logan.
—¿Miedo?, ¿de qué? —pregunta él, buscando penetrar en su confusión.
—Estoy confundida. No sé si mis sentimientos sigan siendo los mismos… Ha pasado tanto tiempo, quizás esos sentimientos ya estén dirigidos a otra persona —sus palabras flotan a través del auto, cargadas de significado. Aunque no lo dice abiertamente, Tonya se refiere a él.
