CAPÍTULO XIV. Enjoy The Silence

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Hank caminaba por una acera empedrada, tras seguir el rastro de los hombres de Shaw. De repente, un movimiento a su izquierda lo hizo detenerse en seco. A través de la penumbra, vio una figura que lo llenó de alarma. Raven estaba de pie, pero su postura era inestable y con el rostro pálido.

Hank...–dice en un murmullo; se desplomó al suelo justo antes de que Hank pudiera llegar a su lado. Sin pensarlo, corrió hacia ella, arrodillándose al instante y recogiendo su cuerpo, que parecía frágil en sus brazos.

—¡Raven! —dijo, su voz tensa y cargada de preocupación— ¿Qué sucede? ¿Quién te hizo esto?

—...Erik.. –su voz y apenas logra pronunciarse, sus ojos se cerraron por completo.

—¡Wade! —gritó Hank, la desesperación apoderándose de él.

Un instante después, el sonido irreverente de una voz chillona resonó detrás de él.

—¿Qué pasa, Hankie?

Hank sintió que la ira y la exasperación se mezclaban en su pecho. Se forzó a respirar hondo.

—¡Tenemos que llevarla a un hospital urgente, está sangrando!

La mirada de Wade se desvió hacia Raven, y su expresión pasó de la burla a una clara preocupación.

—Bueno, no soy bueno manejando cosas sobre el periodo, Hank. ¿Con alas, sin alas o nocturnas?

—¡Le dispararon, idiota! —la voz de Hank salió más fuerte de lo que pretendía, incapaz de contenerse ante la torpeza de Wade.

La sonrisa dubitativa de Wade se desvaneció por completo.

—¡Oh!, Sí, vayamos a un hospital —respondió, la gravedad de sus palabras marcando un notable cambio en su tono habitual.

Hank, aún sosteniendo a Raven en sus brazos, con un gesto, subieron al auto, sin acordarse de que habían dejado a Tonya y Logan en aquel club disco. Se dirigieron hacia la dirección del hospital más cercano, confiando en que con la ayuda de Wade, podrían salvarla a tiempo.

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La brisa nocturna acariciaba el rostro de Tonya mientras se sentaba en el balcón de su habitación, sus pies descalzos colgando sobre el vacío. La piel de sus piernas brillaba a la luz de la luna, y su vestido azul de un tejido ligero, se mecían suavemente con el viento. A lado de ella unas botellas de cerveza vacías coqueteaban con las llenas, mientras su vieja grabadora emitía "Good Old Fashioned Lover Boy" de Queen. La melodía la envolvía mientras daba un sorbo a su tercera cerveza, el sabor amargo que, en su sanada mutación, apenas podía sentir. Pero daba igual, porque esa noche, la música y el alcohol la llevaban a otro lugar.

Ella canta a todo pulmón e incluso derrama algunas lágrimas al conectar con la letra de la canción. Ella se termina la tercer cerveza de la noche y abre la cuarta.

𝐕𝐎𝐔𝐋𝐄𝐙-𝐕𝐎𝐔𝐒 | 𝗟𝗼𝗴𝗮𝗻 𝗛𝗼𝘄𝗹𝗲𝘁𝘁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora