—Mierda, realmente necesito hacer más cardio. Solo dos cuadras y siento como si me fuera a morir. ¿Por qué lo chicos malos tienen que chocarse con nosotros? Sea lo que sea que les pase, ¿párense ahí déjennos dispararles? —Seungkwan se quejó cuando comenzó a correr más rápido.
Así como iba el asunto, las piernas ya le ardían, y los pulmones se sentían en llamas. No podía desistir, sin embargo, no hasta que atraparan y mataran al maldito cambiaforma Serpiente que estaban persiguiendo. Era tan solo un maldito bastardo escurridizo, también, el doble sentido totalmente intencionado.
Seungkwan deseó por millonésima vez, haber elegido quedarse en casa esa noche, pero nooooo... su estúpido culo había tenido que levantar la mano cuando habían preguntado por voluntarios para la misión.
Para ser justo consigo mismo, había asumido que sería un trabajo fácil. Pensó que un solo cambiaforma no podría tener ninguna posibilidad contra media docena de miembros de la Hermandad de Asesinos, pero se había equivocado... como siempre. ¿Cómo iba ese dicho? ¿Cuando asumes, haces un tonto de ti y de mí? Para empeorar las cosas, había comenzado a lloviznar, lo que siempre hacía que las batallas fueran más cochinas. Su actitud solo demostraba por qué no tenía espíritu de equipo. La única razón por la que había aceptado era porque Minghao se unió. Si no, Seungkwan estaría feliz allá en el hotel. Estaría sentado en su sofá comiendo comida chatarra y viendo Mujercitas LA1. En su lugar, estaba a un paso de que le diera un ataque cardíaco, le cayera la lluvia encima, y probablemente se convirtiera en comida para Serpiente.
Lo peor era que nadie le había dicho que era un cambiaforma Serpiente hasta que salieron, lo que probaba lo imprudente que se había vuelto Seungkwan. Nunca se había descuidado en conseguir ese tipo de detalles por adelantado. Sin embargo, solo escuchar que Minghao iba a estar ahí, había hecho que Seungkwan se olvidara de todo lo demás.
¡Estúpido! ¡Estúpido! ¡Estúpido!
Seungkwan se atrevió a echarle una mirada a Minghao, como siempre, el Petauro del Azúcar2 ni siquiera pareció darse por enterado de que Seungkwan estaba jodiendo. Minghao tenía la mirada dirigida hacia su presa. Minghao ahora vestía el mismo uniforme que el resto, pero eso era lo único que había cambiado desde que se mudara. El Petauro del Azúcar todavía llevaba el pelo oscuro corto, la cara bien afeitada, y las armas tan afiladas como siempre. Dicho en pocas palabras, continuaba siendo letal, directo y sin nadie que lo jodiera.
Seungkwan no podía entender por qué se sentía tan atraído por el tipo.
Seungkwan llevaba capa, pero vestía pantalones de cuero negro y una camiseta rota debajo, su pelo casi negro, se volteaba sobre sus ojos. Esa noche, tenía mechas moradas entremezcladas. Tendía a cambiarlas a diario. Aunque era más alto que Minghao, Seungkwan sabía que tenía menos músculo, y que no poseía la vibra de peligro que el
Petauro tenía, lo que era extraño en sí mismo, ya que, como Tigre, Seungkwan era el depredador por naturaleza.
—¡Apúrate, Seungkwan! —Jaebeom, uno de los líderes de la Hermandad de Asesinos lo llamó—. No podemos dejarlo salir del callejón. Tendrá espacio para cambiar si lo hace.
Seungkwan soltó un gruñido gutural. Como si pudiera olvidar que su presa tenía la habilidad de cambiar a una Serpiente que era tan grande como una mansión. Está bien, quizás no era así de grande, pero era más grande que un camión. De cualquier manera, con certeza llamaría demasiado la atención y causaría una tonelada de mierda de daño, algo que nadie en el mundo sensato de los cambiaformas quería.
Había luchado contra más de una Serpiente antes, y Seungkwan no necesitaba un memo para hacerlo consciente de lo peligrosas que eran, pero como siempre, los otros continuaban dudando de él.
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Serie de la HdA 04 - La Venganza de Seungkwan
FanfictionSerie de la Hermandad de Asesinos 04 - La Venganza de Seungkwan RESUMEN Cada vez que Seungkwan se voltea, alguno de los líderes de la Hermandad de Asesinos le está diciendo cómo hacer cada cosa. ¿Cómo no va a creer que es el que está jodido en el...