Seungkwan se sintió complacido en extremo de no tener que esperar a que aparecieran los demás. Nunca había sido paciente cuando se trataba de luchar, y estaba ansioso por ver algo de sangre, especialmente si era de Dollen.
Intercambió sonrisas con Minghao antes de saltar a la acción. Giraron en sentidos opuestos. Nunca era demasiado pronto. Los disparos sonaron mientras las balas destrozaban las ventanas en las que habían estado parados.
Seungkwan aterrizó de cuclillas, sus dedos tocaron el suelo asqueroso. Miró alrededor por los otros y vio que estaban bien, aunque Dokyeom se veía enojado, también, lo que realmente no era nada nuevo. El Dragón vivía en un perpetuo estado de enojo. Cuando el tipo comenzara a sonreír, Seungkwan se preocuparía.
—Buen intento, imbécil —Seungkwan gritó.
Como siempre, su bocaza lo metió en problemas. Reveló su posición y tuvo que zambullirse hacia un lado cuando los balazos fueron en su dirección. Se golpeó el hombro contra el suelo con fuerza, y el dolor se disparó a través de él. Seungkwan lo empujó de lado sin piedad. Minghao podría darle un besito en la yaya más tarde, pero ahora necesitaba estar concentrado en mantenerse con vida y libre del agujero.
Minghao y los otros devolvieron el fuego. Seungkwan se protegió detrás de un viejo armario antes de unirse a ellos. No había visto a Dollen o a su compinche todavía, pero sabía la dirección en general. Solo esperaba tener suerte y matar a uno de los dos.
Unos fuertes golpes llenaron la habitación. Al principio, Seungkwan no supo de dónde venían. Miró a su alrededor frenéticamente, hasta que vio unos reveladores agujeros en el suelo.
—Vienen de abajo —gritó a los otros.
—Hay más de uno, también —Minghao agregó—. Se nota por la cantidad de metal que nos está llegando.
Mierda, eso significaba que Dollen tenía más gente con él que ese único Cuervo. Quiso patearse por no prever eso. Debería haber sabido que Dollen no vendría a Flint con solo un cambiaforma a la espalda. El tipo debía haber enviado por algunos hijos de puta para que lo ayudaran.
—¡Mierda! —Seungkwan gritó.
Se dio cuenta de que estaban encerrados y probablemente superados en número. Tampoco tenían idea de cuándo llegarían Jaebeom y los otros. Aunque los demás Asesinos estuvieran a solo unos minutos, sería demasiado tarde.
—Si te entregas, haré que mis Asesinos se retiren —Dollen gritó—.
Vamos Seungkwan. Tú no quieres ver a tus amigos morir por ti.
Por un segundo, Seungkwan lo pensó. Sabía que sería su sentencia de muerte, pero al menos Minghao estaría a salvo. Le dolía saber que su felicidad sería de corta duración, pero no podría soportarlo si algo le pasaba al Petauro del Azúcar.
Además, Minji era su mejor amiga. Más aún, era como una hermana para él. Lo último que Seungkwan quería era que fuera herida por su culpa.
En cuanto a Dokyeom, él no era nada para Seungkwan. Aun así, eso no significaba que quisiera que le pasara algo al gruñón.
—Ni siquiera lo pienses —Minghao le gritó.
—Exacto, podemos tirarnos a estos putos —Minji agregó.
—¿En verdad están dispuestos a morir por él? —Dollen se burló—. No es más que una triste excusa de Asesino. No puedo esperar para liberar al mundo de él. Quizás lo haga una bonita alfombra de Tigre. Se vería muy bien frente a mi sofá.
Seungkwan aún no había podido ver a Dollen. La alimaña siempre había sido bueno escondiéndose. Pensándolo, era lo que mejor sabía hacer. Siempre le había gustado mantenerse apartado, al acecho en las sombras, mientras los otros hacían el trabajo sucio. Luego correría al frente y se llevaría todo el crédito.
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Serie de la HdA 04 - La Venganza de Seungkwan
FanfictionSerie de la Hermandad de Asesinos 04 - La Venganza de Seungkwan RESUMEN Cada vez que Seungkwan se voltea, alguno de los líderes de la Hermandad de Asesinos le está diciendo cómo hacer cada cosa. ¿Cómo no va a creer que es el que está jodido en el...