Capítulo 6

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Minghao no sabía por qué carajo había aceptado ir de misión con Seungkwan. Por supuesto, Seunghyun como que lo había dicho como una orden, pero Minghao podía haberla rechazado. No es que le fueran a dar de patadas para frenarlo o algo. Al menos esperaba que no lo hicieran.

Aunque Minghao se daba cuenta de que con el tiempo sería forzado a irse, no quería separarse de Bambam todavía.

¿A quién engañaba? Nunca se le pasó por la cabeza rechazar la misión. Todo lo que Minghao necesitó escuchar fue que Seungkwan necesitaba ayuda, y se metió a aceptarla. Solo tomó la mera idea de que Seungkwan estuviera en peligro para encender todos los instintos protectores que Minghao no sabía que tenía.

La sola idea de que Rom le pusiera las manos encima al Tigre, hacía que Minghao sintiera una furia asesina. Claro, sabía que él no era el mejor para salvar a Seungkwan. El Asesino necesitaba a alguien cariñoso, alguien que pudiera sentir, alguien que diera un penique por la vida. Minghao no era nada de eso, sin embargo, en su interior no podía permitir que alguien más hiciera el trabajo. Minghao no confiaba en ellos para que se aseguraran de manejarlo apropiadamente. No iba a arriesgar la seguridad de Seungkwan solo porque Minghao tuviera miedo de herir los sentimientos del hombre de nuevo.

Minghao sintió la repentina urgencia de golpearse la cabeza contra el muro más cercano. ¿Cuándo carajo había empezado a preocuparse por dañar los sentimientos de alguien? Por lo general no daría ni dos céntimos si sus palabras o acciones dejaban a alguien con yayas emocionales, sin embargo, no podía negar que así eran las cosas con Seungkwan.

Minghao se preguntó cuándo fue que Seungkwan se las había arreglado para esconderse a hurtadillas en su cabeza de esa manera. Cuando Minghao estuvo recién llegado a la Hermandad, no sintió más que desagrado por el Tigre. La lengua de Seungkwan lo había conducido al nivel de enojo de querer patearle el culo en numerosas ocasiones. Minghao incluso había pensado en mutilar al sarcástico mocoso más de una vez.

Sin embargo, a lo largo del camino, los sentimientos de Minghao habían ido cambiando lentamente. No se había dado cuenta en el momento, pero había empezado a encontrar a Seungkwan tolerable. Más aun, lo había empezado a encontrar deseable. Minghao no había podido admitir eso ni ante sí mismo hasta los recientes eventos que se habían desarrollado, pero ahora que estaban ahí afuera, Minghao sabía que no podría dar marcha atrás. Al menos no podría, hasta saber que Seungkwan estaba a salvo.

Solo entonces Minghao alejaría a Seungkwan. El Señor sabía que no quería herir a Seungkwan. Más aun, Minghao no quería alejarse del Tigre. Pero Minghao sabía que nunca podría contemplar la idea de empezar una relación de verdad con el hombre. Seungkwan saldría herido al final.

—¿Rom tendrá algún colega que trabaje para él? —Minghao preguntó.

Seungkwan se encogió de hombros.

—Unos cuantos, pero siempre había un alto nivel de rotación. Cada vez que uno de sus cambiaformas lo hacía enojar, acostumbraba a hacerlo matar, así que podría tener a cualquiera trabajando para él.

—¿Así que les paga? ¿Por qué no usar solo esclavos?

—Porque aparte de uno o dos, no confía en que no se vuelvan contra él.

—Sin embargo, te entrenó para ser un Asesino. Tuvo que dejarte salir solo, así que, ¿por qué eras diferente?

—No lo era. Nunca trabajé en una misión hasta que vine a la Hermandad —Seungkwan dijo—. A la primera oportunidad que tuve, hui. Probablemente me hubiera mandado a la calle pronto, de todos modos. Probablemente nunca soñó que me quedaría algo para rebelarme contra él de verdad.

Serie de la HdA 04 - La Venganza de SeungkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora