Una vez que regresaron a su habitación, Minghao guió a Seungkwan gentilmente al baño. Seungkwan negó con la cabeza y luego se alejó. Entró en la cocina y apoyó la cadera contra la encimera. Tenía los brazos envueltos en sí mismo, casi como si eso lo pudiera proteger de cualquier pelea que se estuviera aproximando.
Tenía tanto miedo de cómo fuera a reaccionar Minghao. Seungkwan sabía que estaría perdido sin el Petauro del Azúcar. ¿Qué, si Minghao se iba porque no quería estar atascado con mercancía dañada?
—Nene, ¿por qué no vas a la ducha? Te vas a sentir mejor una vez que te quites toda esa sangre. Además, necesitamos limpiar esas heridas en tu cara. —Minghao lo urgió.
Seungkwan levantó la mano a su rostro. Entonces vio sus dedos ensangrentados, perplejo. Con toda la mierda en su cabeza, se había olvidado de los cortes en su cara. Minghao fue al lavabo, y humedeció un paño. Se volvió hacia Seungkwan y empezó a limpiar suavemente las heridas.
—Hay algo que tengo que decirte —Seungkwan dijo—. Es sobre Rom.
Cuando era más joven, él solía...
Minghao cortó a Seungkwan poniendo un dedo sobre sus labios.
—Está bien. Ya lo sé, y no me importa. Nunca lo hará, tampoco. No tuviste elección en el asunto. Solo eras un niño asustado. No tenías voz en el tema. No la hubieras tenido, aunque no hubieras sido esclavo.
Seungkwan ahogó un grito. Minghao sabía todo, sin embargo, eso no había cambiado lo que sentía por Seungkwan. Por un momento, Seungkwan pensó que se quebraría. Entonces vio la expresión amorosa en el rostro de Minghao y entendió lo equivocado que había estado más temprano, cuando había pensado que nunca estaría completo.
Sí, a Seungkwan le había estado faltando algo. Era Minghao. Ahora que tenía al hombre en su vida, Seungkwan realmente estaba completo. Y no tenía que preocuparse de que Minghao se apartara, tampoco. Si Minghao se había mantenido a su lado hasta ahora, entonces estaría ahí para cualquier cosa.
—Te amo —Seungkwan dijo. Minghao sonrió.
—Yo también te amo. Gracias por eso. Todo este tiempo, pensé que esa parte de mí, me había sido arrancada a palazos durante mi formación, sin embargo, me has demostrado que estaba equivocado. Me diste vida de nuevo. No puedo creerlo, pero me siento tan feliz en este instante. Nunca creí que podría tener eso.
Seungkwan envolvió sus brazos en el cuello de Minghao.
—¿Eso significa que puedo llamarte mi compañero ahora?
—Sí —Minghao le dio a Seungkwan un juguetón mordisco de amor en la barbilla.
—Bueno, entonces quiero follar a mi compañero. ¿Crees que puedes arreglar eso? —Seungkwan preguntó.
—En verdad tenemos que hacer que Taeyang te examine esas heridas
—Minghao argumentó, aunque no había verdadera convicción en sus palabras.
Seungkwan frotó su polla contra Minghao.
—Creo que mis heriditas pueden esperar un poco. Todo lo que necesito en este momento es que me demuestres lo mucho que me amas.
—¿Así? Bueno, no puedo negarle a mi pareja lo que quiere. Sería un mal comienzo para nuestra nueva vida.
A Seungkwan le gustó escuchar esas palabras de Minghao. Todos los sentimientos de tristeza y ansiedad de más temprano se desvanecieron. Su antigua vida ya no importaba más. Todo lo que importaba era el brillante futuro frente a él.
Claro, todavía tenían que matar a Rom. Así como Seungkwan sabía que todavía tendría que lidiar con el abuso por el que había pasado.
Diablos, hasta podría pensar en ir a terapia. Le pareció recordar que había unos loqueros en la Coalición. Seungkwan sintió que por fin podría curarse. Con Minghao a su lado, podía vencer cualquier cosa.
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Serie de la HdA 04 - La Venganza de Seungkwan
ФанфикSerie de la Hermandad de Asesinos 04 - La Venganza de Seungkwan RESUMEN Cada vez que Seungkwan se voltea, alguno de los líderes de la Hermandad de Asesinos le está diciendo cómo hacer cada cosa. ¿Cómo no va a creer que es el que está jodido en el...