Capítulo 10

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Cuando Minghao despertó y se encontró solo, no estuvo seguro de cómo se sintió. Una parte de él estaba feliz ya que no iba a haber ningún conflicto entre Seungkwan y él, sin embargo, Minghao se encontró oliendo la almohada, para poder beber del persistente olor del otro hombre.

No sabía qué se había apoderado de él. Debía haberse saltado demasiadas comidas, o quizás había estado en sequía por mucho tiempo. Había estado muy seguro de que una noche sería suficiente para satisfacer su necesidad por Seungkwan, pero Minghao se encontró deseando al hombre más que nunca.

Minghao soltó un gruñido de frustración. Si no supiera, juraría que alguien le había puesto un hechizo. Pero aun en su mundo, esas cosas no existían. Sin embargo, no tenía una mejor explicación. Estaba seguro como el diablo, que no podía atarse a Seungkwan. Minghao sabía que no era capaz de sentir esa emoción.

Salió de la cama y tomó una ducha. Uso una tonelada de jabón en su intento de quitarse el olor de Seungkwan, aunque Minghao sabía que era imposible. Todos sabían que era prácticamente imposible quitarse el olor de un felino, que era otra queja que tenía.

Sí, claro. Tremendo mentiroso. Acabas de tener la cara enterrada en la maldita almohada para poder olerlo.

Minghao en verdad deseaba que su monólogo interno cerrara el hocico. No necesitaba que le rezongaran en ese momento, no cuando estaba tratando de negar las emociones que giraban a través de él.

Se vistió. Cuando recogió su capa, el peso le recordó la manera en que había descuidado sus armas la noche pasada. Por lo que tendría que pasar la siguiente hora limpiándolas, antes de bajar.

Mientras caminaba al comedor, notó los susurros y las miradas curiosas. No era idiota, sabía que todo era por Seungkwan y él. Por lo general, a Minghao le hubiera importado una mierda lo que otros pensaran, pero esa mañana le molestaba. ¿No tenían nada mejor que hacer que chismorrear sobre lo que el Tigre y él hicieron la noche pasada?

—Todos ustedes deberían conseguirse una vida —Minghao gritó.

Agarró su comida y se sentó en su mesa de siempre. La había escogido porque era la única en la que nadie se sentaba. Por lo regular, a él no le gustaba tener compañía, así que seguro como la mierda que no la quería mientras comía. Estaba a la mitad cuando alguien se le unió. Cuando vio que era Jaebeom, Minghao se sintió dividido entre ser desagradable y curioso. El jefe casi nunca comía ahí.

—Sé que te gusta comer solo. Sin embargo, tenemos que hablar — Jaebeom dijo—. Ya que somos familia, pensé que podríamos hacerlo aquí afuera.

—¿Qué quieres? Si estás preocupado de que me olvide del cumpleaños de Bambam, no es problema. Es el mismo día que el mío, después de todo —Minghao dijo lentamente.

—Qué gracioso, pero no se trata de eso —Jaebeom se inclinó sobre la mesa.

Fue entonces que Minghao notó lo preocupado que parecía el líder.

Incluso tenía bolsas bajo los ojos, y había una tensión visible en su rostro. Minghao no había visto a Jaebeom de esa manera, desde que había sido Bambam quién estuviera en problemas, así que tenía que ser algo muy grande.

—¿Vas a compartir? —Minghao por fin dijo, harto de esperar.

—Cuando Seungkwan recién llego aquí, hicimos una búsqueda exhaustiva de su historial —Jaebeom dijo—. Encontramos una mierda bastante aterradora.

—¿Ustedes realmente creen que pueda ser una amenaza? —Minghao preguntó, con más brusquedad de lo previsto.

—No, nada que ver con eso. Es sobre Rom.

Serie de la HdA 04 - La Venganza de SeungkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora