Un Pedacito de mi alma

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Faltaba poco para el baile que tendría la Mansión, el salón principal estaba siendo preparado para dicha celebración, Kate iba siempre a supervisar los preparativos, pero esta tarde tenía una pequeña reunión en los hermosos jardines del lugar junto a sus amigos más cercanos.
Un día de campo con mantel de estampados a cuadros en tono rojizo, una cesta con todo lo necesario, Emilico ponía algunos platos sobre este, Shirley y Rum preparaban el té, ahora ella se encontraba mejor de salud disfrutando con todos incluso con Oliver.

Patrick sostenía a su hijo y John a la suya mientras les enseñaban como caían las hojas de los árboles.
—Este será el primer baile de los bebés. —Comenta Shaun.
—Si, ya verán el hermoso vestido que llevará la princesita de papi John. —Dijo mientras alzaba a Hope.
—Emilico confeccionó el traje de Matthew.
—Estará hecho un príncipe, ¿no han pensado en comprometerlos? —Comenta Ricky, ellos dos niegan. Oliver se acerca para impartir su opinión.
—No es una mala idea si se lo ponen a pensar, crecerán juntos, en un momento determinado su amistad se convertirá en amor ¿no lo creen así?
Patrick miró a John y le preguntó. —¿Estaría John de acuerdo?
—No tan rápido caballeros, Hope debe decidir por ella misma si quiere un compromiso con Matthew. ¿No hermosa? —La acerca a Matt —¿Quieres a Matty? —Ella estaba ahora incómoda, miraba a todos lados menos a donde apuntaba John.

Se le acercaron todos para ver que ocurría, que a contrario de Matthew él si miraba en la dirección que le indicaban. A Oliver le brillaron sus gafas pues vio potencial de estudio a Hope. —John no tiene dificultades visuales ¿no es así?
—Si, John ve bien y Kate de la misma forma.
—Interesante, Shaun posee una baja visión, somos pocos los que usamos gafas pues nuestra visión es igual, humano - sombra, ustedes son únicos en que uno si y el otro no tiene ese problema visual.
Hope ante tanto parloteo comenzó a llorar, sonido que llegó a Kate la cual se levantó. —¡¿Qué está pasando ahí?! —Todos ellos voltearon con temor pues Kate se aproximaba hacia ellos, su cabello se transformó en varias manos que se estiraron para golpearlos a cada uno, excepto a Patrick el cual protegió a su hijo de cualquier castigo.
—Ay, amor hace rato que no sentía esa furia contra John. —Kate tomó a Hope y se la llevó consigo.

Todas las chicas se reunieron para verla, Kate dijo. —Es mejor que llore un rato.
—¡Que linda tu nena Kate!
—¿Louise no desea uno también?
—No, Louise está bien así.
Lou miró a su ama, no deseaba uno pero ella si y no lo había logrado hasta el momento. Hope se fue calmando y ellos se acercaron para dar inicio al día de campo. Patrick dejó solo un momento a Matthew sentado, tomó posición de gateo para irse a los postres, pero no le dejaron tomar ninguno.
—No, aún no es tiempo, pequeñín. —dijo Patrick, Emilico le trajo su comida especialmente preparada para él.
Ellos disfrutaron del momento, Rum miró a Oliver fijamente y este se dio cuenta de ello y volteó en su dirección, ella se sobresaltó y volvió a lo suyo, la notaba algo diferente desde el día en que se enfermó.
—Oliver lo sabe, espera que le proponga matrimonio ¿no? —Pensó, ya estaba muy próximo a tener todo listo para la propuesta oficial.

—La Casa de las Sombras, una maravilla a la vista de cualquier visitante. Siempre soñé con este día en que lograra entrar, tantos meses de planes y ahora es nuestro momento, nadie debe interponerse ahora en nuestro camino.
—¿Qué hacemos con ellos dos?
—Nos deshacemos de ambos y ocuparemos sus lugares. —Tomaron sus vestimentas con el velo que cubría sus rostros y se vistieron, ambos vigilantes estaban inconscientes, les vendaron y amarraron de manos y pies para luego encerrarlos en un cuartucho.
Entraron al lugar, no podían hablar entre ellos, solo si no había nadie cerca. Estuvieron recorriendo el sitio, marcando salas, pasillos y habitaciones, de paso se enteraron del baile nocturno, oportunidad perfecta para robar objetos valiosos de la mansión.
Al cruzarse con los nobles estos no tenían rostros, ambos se quedaron petrificados por unos instantes pero no debían sospechar que ellos se colaron dentro.
Cuando estuvieron solos uno le preguntó a su compañero. —¿Qué son esas cosas?
—Lo que rumoreaban en el pueblo ¿no eran broma? Es espantoso, ahora entiendo por qué nunca salen de este sitio.

MissingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora