El amor entre Derek y Stiles no nació al instante, como en muchas películas podía verse. Fue algo lento, tímido, bastante sutil hasta que simplemente fue demasiado grande como para ignorarlo.
...
Derek no sabe que Stiles es su compañero de inmediato. Viene lentamente, como si Stiles fuera un gusano que se abre camino entre las grietas que quedan en la fachada de Derek, como si Stiles hiciera temblar sus paredes mentales con sus sonrisas que parecen balas contra su pecho. Derek se da cuenta poco a poco.
Corre siempre detrás de Stiles cuando se dirige directamente al peligro. Capta su aroma del montón. Lo busca en cada reunión, sólo escucha su opinión.
Y luego estaban todas esas cosas superficiales que iban más allá de los sentimientos profundos que pudiera comenzar a tener por Stiles.
Era fácil ver porque su lobo tenía interés en Stiles.
Stiles era atractivo, delgado, suave y flexible. Sus ojos habían hecho que Derek sintiera algo en su pantalón y su boca era absolutamente un pecado. También era fuerte y abierto. Era algo con el espíritu. Con Stiles era una bondad que le hacía querer protegerlo.
—Hace tiempo no teníamos una cita —en el presente, Stiles comienza con una enorme sonrisa mientras sube al auto, colocándose el cinturón de seguridad, listo para regresar a casa. —¿Tienes más sorpresas cuando lleguemos?
La cara de Stiles se ruboriza, los ojos brillantes cuando ve al hombre lobo. Su cabello esta revuelto como siempre, sus labio están fruncidos en lo que Derek sabe que es una mueca para ocultar su sonrisa.
«Eres guapo» quiere decir el Derek coqueto.
«Eres amable y divertido» quiere decir el Derek romántico.
«Eres valiente y fuerte» quiere decir el Derek correcto.
«Hueles como el bosque y los latidos de tu corazón suenan como a casa» quiere decir el lobo de Derek.
Todos locamente enamorados del ahora hombre a su lado, dóciles por el recuerdo del pasado, del principio de sus sentimientos.
Actualmente, llevaban varios meses saliendo, viviendo juntos desde que Stiles comenzó en el FBI.
—Te amo —Derek termina diciendo, lo que suaviza la expresión traviesa de Stiles, atrapado por la tierna reafirmación de sus sentimientos —Me cabreas, me molestas. —Hale sigue hablando antes de que Stilinski pueda decir algo. —Odiaba cuando no te quedabas en casa cuando te lo pedía, odiaba cuando ibas detrás de mi para ayudar a la manada, odio cuando haces todas esas referencias de películas que yo no entiendo —todo aquello es improvisado, Derek realmente no tenía planeado decir nada de eso. Quizás Stiles le había contagiado su verborrea habitual —Odiaba cuando te encontraba investigando a las tres de la mañana cuando debías estar durmiendo —se suponía que esa sólo sería una noche tranquila, una cena para cambiar la rutina —Odio cuando cuidas a los demás antes que a ti mismo. Odio como me haces sonreír y no me doy cuenta hasta que mis mejillas comienzan a doler. —ahora se estaba volviendo una inesperada confesión. —Odio cuando haces todo lo que esta a tu alcance para hacerme reír, y cuando lo hago me miras como si acabara de darte el mejor regalo del mundo. —Stiles no dice nada, escuchando atentamente lo que el hombre lobo debe decir. —Odio que me hayas hecho amar de nuevo, que estés cerrando ese enorme agujero en mi pecho—Hale suspira como si le hubieran quitado un gran peso de encima. —Te amo. —repite. —¿Te casarías conmigo? —finaliza de la manera más impulsiva. Sin haberlo planeado, sin haberlo siquiera pensado antes. Ni siquiera tenía un anillo.
Y es obvio que Stiles no se esperaba nada de eso, porque su expresión es una gran muestra de su sorpresa. Su mirada se agranda, Derek puede ver a la perfección el hermoso color de sus ojos, iluminados con la luz de su auto.
Y por un segundo Derek se siente inseguro, que cometió un error, que es demasiado pronto para eso. Sólo fue un impulso, fueron sus sentimientos desbordandose demasiado rápido como para poder detenerlo.
Por un segundo piensa en huir, lo que quizás Stiles se da cuenta, porque de inmediato está saltando en su lugar; reaccionando.
Stilinski lleva una mano a la pierna de Derek, deteniendole de que salga del auto en caso de que quiera huir luego de una propuesta tan inesperadamente seria.
Inclinándose hacia adelante, su sonrisa es una gran muestra de sus sentimientos, oliendo a una intensa felicidad mientras dice: —Si, hagámoslo. —su mirada brilla. —Acepto.