Leyendo tranquilamente en el sofá de la sala de estar, los oídos de Derek atrapan el sonido de varios pasos dirigirse en su dirección.
—Papá —el primero en aparecer es Nolan, quien parece cansado, cayendo en el asiento a su lado.
—¿Qué ocurre, Nolan? —cerrando el libro en sus manos, Derek le presta atención a su hijo mayor de doce años.
—¿Por qué tuvieron más hijos? —el hombre lobo de cabello castaño se deja caer a un lado, colocando la cabeza sobre la pierna de su padre.
—¿Qué hicieron tus hermanos? —el mayor de los Hale lleva la mano a la cabeza de tu hijo, quien suspira con pesadez.
—¡Todo lo que Nolan diga es mentira! —su segundo cachorro de siete años llega corriendo antes de que Nolan pueda decir algo. Eli, de cuatro años, está detrás de él, tropezando con la espalda de Alex cuando esté se detiene frente a su padre y hermano mayor.
—No es necesario que Nolan diga algo. —Derek sonríe cuando ve las caras rayadas de marcadores de Alex y Eli. —¿Qué les he dicho sobre molestar a su hermano cuando está estudiando?
Parandose derecho, Alex oculta sus manos detrás de la espalda y desvía la mirada, haciendo un puchero que le hace parecer tanto a Stiles que es casi gracioso. —Pero no lo molestamos.
—¡No no! —Eli apoya a su hermano, aferrándose a su camisa.
—¡Sólo queríamos ver sus marcadores nuevos, quiero unos también! —al cachorro de ojos color chocolate se le ilumina la mirada.
—Tu ya tienes unos.
—¡Pero no como los de Nolan!
—¡Nono! —Eli salta al lado de Alex, pronunciando el nombre de Nolan a su manera.
—Lo pensaré. —Derek sonríe, maravillado con las risas de sus cachorros más pequeños. Nunca imaginó que un sonido así podría hacerlo tan feliz, pero le llena el pecho de amor, de cariño, de sentimientos cálidos que le hacen sentir increíble.
Satisfecho con la respuesta, Alex se acerca al sofá para trepar arriba, subiendo incluso en la espalda de Nolan, acostándose sobre él.
—¡Yo Yo! —Eli intenta subir, pero es demasiado pequeño para hacerlo por su cuenta, así que Derek lo sube hasta la espalda de Alex, quien ríe mientras Nolan se queja pero no se mueve. Derek deja una mano sobre la espalda de Eli para evitar que se caiga, viendo a sus hijos uno sobre el otro.
Concentrándose en ellos, se siente tranquilo de escuchar sus corazones latir saludablemente, sus voces o risas (o llantos) llenando la mansión como antes. Sus pasos corriendo hacia la puerta cuando llega a casa le quitan cualquier malestar que tenga. Verlos le llena de energía, sentir el olor familiar de manada llenar los espacios le hace sentir complacido con su vida.
Su pasado estuvo lleno de desgracias, de muerte, de dolor; se manchó las manos de sangre, sus garras rasgaron gargantas. Manos que acunaron con cuidado y cariño a los niños que están a su lado. Tres pequeños revoltosos que le llaman papá. Papá. Nunca pensó que llegaría ese día. Se había rendido a tener una familia, a seguir adelante, encerrándose en su amargura, en su sed de venganza cuando regresó a Beacon Hills.
Cuando se enteró de la muerte de Laura, supo que nada bueno podría venir de aquel lugar. Pero, unos años después, allí estaba. Reconstruyó la mansión familiar, abrió un taller en la ciudad, lleva a sus hijos a la escuela por la mañana y acampan en la zona del bosque que les pertenece. Le temía a Beacon Hills, lo odiaba por todo lo que le había quitado, pero...
—¿¡Dónde está mi familia!? —gritando, la persona que Derek más ama, entra en casa.
Segundos después, Stiles aparece con una enorme sonrisa y una enorme barriga de siete meses de embarazo.
En el pasado, Derek tenía tanto miedo, hundiéndose en el rencor, permitiéndole que le evitara avanzar. Era terco, estaba cegado por la culpa, no podía ver más allá del odio.
Pero entonces apareció Stiles. Dios, Stiles. No pensó que ese chico problemático que le causaba dolor de cabeza fuera a ser tan importante. Beacon Hills le arrebató a su familia, pero le dio a Stiles, quien le dio un nuevo significado a su vida. Le hizo darse cuenta de tantas cosas, le hizo salir del agujero oscuro en el que se había recluido como castigo. Le dio amor, comprensión, apoyo y algunos buenos golpes. Pero lo más importante, le dio a sus hijos. Y en eso era bastante bueno, aunque no lo hacía solo.
—¿Adivinen a quien me encontré en el camino?
—Su tío favorito, por supuesto. —Peter aparece detrás del humano, adelantándose para ir por Eli, tomándolo en sus manos para alzarlo y hacerlo reír.
—¡Tío Peter! —Alex se baja de Nolan para correr hacia el hombre, abrazándose a su pierna para que le preste atención.
—Traje helado, vamos a la cocina. —el hombre lobo dice con una sonrisa mientras camina adelante.
Nolan se levanta con menos ánimos, pero emocionado por recibir helado. Pasando a un lado de Stiles, se detiene para abrazarlo, recibiendo un beso en la frente antes de seguir a su tío y hermanos.
—En realidad el helado lo traje yo. —Stiles se acerca al sofá, donde Derek le recibe, guiandolo para que se siente en sus piernas. Entonces, el hombre lobo lo abraza, rozando la nariz en el cuello del humano. Besa la piel llena de penas, manteniendo el rostro cerca. —¿Pasa algo?
—Te amo. —Derek Hale susurra con todo el corazón.
Stiles sonríe, huele a amor y felicidad, es dulce y agradable. —También te amo.
Stilinski lleva una mano al cabello del hombre lobo, acariciándolo, recibiendo un ronroneo de aprobación. Había sido interesante y gratificante descubrir al Derek Hale cariñoso y mimado.
—Los amo. —Derek agrega llevando una mano a la barriga de Stiles, concentrándose en sentir a los gemelos. Su familia sigue creciendo, su felicidad sigue aumentando, a veces tienen días malos, pero se tienen el uno al otro.
Stiles no dice nada, alza el rostro de Derek para darle un beso lleno de dulzura, acogedor y seguro.
Fin