Capitulo 40

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El pulso le fallaba. Todo su cuerpo comenzó a temblar. Metió una mano dentro de la caja y sacó una de las millones de cartas que había en el interior. Temía ver el remitente y el destinatario y que fueran las personas que ella imaginaba. Cerró los ojos y trató de calmarse. Seguro que solo eran imaginaciones suyas. Volteó el sobre y lo cogió entre ambas manos, lista para saber quién mandaba y a quien estaba dirigida la carta.

Destinatario: Camille Smith Waters.
Remitente: Niall James Horan.

Su corazón dio un vuelco y los latidos se dispararon. No podía creerlo. No podía dar crédito a lo que sujetaba entre sus manos. La humedad empezaba a acumularse dolorosamente en sus ojos y no tardaría mucho en dejar paso a unas brillantes lágrimas que convertirían su fina y cuidada piel en un trozo de carne corrompido por el frío.
Extirpó un lado de la carta con dificultad y tan cuidadosamente como pudo sacó el papel doblado que se encontraba en su interior. Lo desdobló y notando como una perla de agua rodaba a partir de sus ojos empezó a leer.

Querida Camille  ,
Ya han pasado cuatro interminables meses desde que te marchaste. No puedo creerlo... No te haces una idea de lo que te extraño, de verdad. Cada uno de tus abrazos, cada una de tus caricias, todos tus besos, tus palabras... Me hacen mucha falta. Te necesito conmigo.
Sé que prometimos no dejar de querernos, que yo te esperaría y tú tendrías la paciencia necesaria para esperar a volver a verme. Sin embargo, esta última semana no recibí ninguna carta procedente de Los Ángeles. Quizás estás empezando a olvidarme y... Y si es así, quiero que me lo digas. No quiero que se vaya creando un espacio entre nosotros hasta que acabemos como dos desconocidos de la calle. Si esto va a terminar, quiero que termine por lo sano.
Oh, Camille  . Espero que nada de esto tenga que pasar. Ojalá y la carta se haya desviado. Dime que aún me quieres. Aunque solo sea eso lo que me escribas. Escríbeme y mándame un trozo de papel en el que ponga: "Te quiero, Niall". Será suficiente para mí, porque yo nunca dejaré de quererte.

Camille dejó caer la carta y se llevó las manos a la cara, ocultando el rostro en ellas y llorando desesperadamente.
Niall no le había mentido, nunca lo había hecho. Siempre había estado allí por y para ella. Desde el principio hasta el final. Desde aquella noche de verano en la cual le había regalado su primer beso hasta el momento en que le señaló la puerta para que saliera por ella y se marchara de su vida... Ella era la culpable de todo, ella se había equivocado, le había roto el corazón cuando no quería hacerlo, luego había vuelto causándole más daño y se había ido sin siquiera pensar en las consecuencias.
Las consecuencias... Estaba en Los Ángeles, sola, con Leonardo y Tom. Ellos dos habían sido quienes habían cogido sus cartas antes de que las mandara, ellos habían sido quienes habían cogido las que llegaban procedentes de Inglaterra antes de que ella pudiera saber de su existencia. Y ellos...
Su corazón se encogió y volvió a dar un vuelco de trescientos noventa grados cuando visualizó una cajita al fondo de la caja, en una esquina. Sintió un nudo en la garganta y como su respiración comenzaba a fallar. Toda la culpabilidad que había sentido desde hacía años iba a convertirse en rabia y furia de un momento a otro. Estiró la mano y sacó el pequeño paquete.
En cuanto lo abrió se encontró con su collar. El collar que Niall le regaló. Aquel en el que estaba inscrita la palabra 'amor' y que le había sido otorgado para no olvidar jamás todo lo que su corazón sentía por aquel chico de ojos color café.
Con el pulso a millón dejó el colgante a un lado y cogió otra carta del montón, abriéndola con nerviosismo y rapidez. Leyó.

No recibí tu carta semanal, Niall. Pero no importa. Imagino que se habrá desviado y habrá ido a parar a otra parte. Sería gracioso imaginarse la cara de alguien leyendo nuestras cosas, jaja. ¿Sabes qué? He conocido a un chico. Bueno, no es un chico, es más bien un hombre, tiene veintisiete años y es 'mi jefe'. Creo que te mencioné en dos cartas atrás que estoy trabajando en una pequeña empresa de modelos haciendo prácticas como maquilladora. Es increíble, dice que soy muy buena y que tengo mucho futuro en el mundo del estilismo y estas cosas. ¿No es genial? Estoy muy contenta. No sabes cómo desearía que estuvieras aquí para poder compartir contigo toda esta alegría.
Te echo de menos, Niall... Necesito que vuelvas a avivar mi esperanza de que no queda tanto para volver a vernos. Espero tu próxima carta, ¿sí?
Tu princesa, quien te quiere muucho **

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