CAPÍTULO 2

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-No creo que sea una buena idea que vayan a ese sitio sin escolta -refutó Priscila.

Desde que le comunique nuestra idea de ir a la cascada ella se mostró inconforme.

-Es muy peligroso que estén sin guardias.

-Priscila, Ofir y yo no podemos tener un momento de intimidad sin ser interrumpidos. Todo el tiempo estamos rodeados de soldados, y es normal que queramos estar a solas.

-Yo lo entiendo -comentó Priscila-. Pero, podríamos acompañarlos de cerca, sin interrumpirlos.

No podía decirle la verdad a Priscila. Era un tema demasiado delicado, la vida de Xataka dependía de nosotros. Si el rey Katpatulan se llegaba a enterar de la traición del príncipe, no dudaría en mandarlo a ejecutar.

-Es una decisión que tomamos los dos, y te ordenó que me hagas caso. -Terminé de empacar un poco de víveres-. Salimos en quince minutos, quiero lista a Gaviota y a Raza. No hay nada más que discutir.

Raza era el caballo de Ofir, era un corcel color marrón oscuro, muy hermoso, y además era el compañero de Gaviota.

-Esta bien, ordenare que preparen los caballos.

-Gracias Priscila, y no le digas a nadie sobre mí salida. Ni siquiera a mis hermanos.

-Será como tu quieras.
Priscila se enojó, y no era para menos. Ella me había cuidado siempre, y ahora la hacia a un lado. Quizá, después cuando descubriera quien era el espía podría contarle todo.

Me coloqué el bolso a la espalda, me dirigí a Kike quien estaba limpiándose sus plumas en la ventana. El tenía la capacidad de estar cada día más bello. Toqué con delicadeza su cabeza, y luego sus alas.

-Mi pequeño hermoso, nos vemos al rato -añadí dándole un beso en su cabecita-. Ya sabes lo que tienes que hacer, ¿verdad?

Kike estiró su garganta, lanzado un agudo cántico, que me arrancó una sonrisa. Esa era su respuesta.

Y allí estaba mi gran secreto. Yo era la líder de un reducido grupo de espías en la nueva tierra. Mi mejor agente era "pluma blanca", más bien dicho; Kike. El y otros animales, pequeños, tiernos, e inofensivos se movían de lado a lado. Y me daban información acerca de movimientos sospechosos, amenazas a la seguridad nacional, infidelidad y muchas cosas más. Se podia decir que tenía una nueva CIA. Una agencia de animales inteligentes y comprometidos.

Caminé hacia el patio central del Castillo. Gaviota y Raza ya estaban listos. Ofir venía llegando, con su uniforme preparado, y también sus armas. Lo que iba a hacer era peligroso, pero necesario.

-Hola amor -me saludó dándome un beso-, ¿estás lista?

-Sí.

Ofir me ayudó a subirme al caballo. Priscila quién se hallaba allí, junto a otros dos soldados, me tendió las riendas.

-Cuídate Osiris -recomendó mirándome con preocupación.

-No te preocupes, voy a estar bien.

Ofir decidió ir adelante, rápidamente empezamos el descenso por las calles empedradas. Algunos campesinos que iban llegando con sus cosechas nos saludaban al pasar. Les devolvimos el saludo y seguimos nuestro camino. Pronto cruzamos el puente levadizo, y avanzamos por los campos en los cuales se agrupaba el ejército.

Ofir estaba muy callado, cosa que era muy rara. Cuando estábamos juntos el solía hablar hasta por los codos.

-¿Sucede algo? -pregunté cabalgando a su lado.

-No quería decírtelo. Pero sí, hay un problema.

Suspire hondo; ese era mi día a día, lío tras lío.

Trilogía mañana 3 (LIBERACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora