El lunes amaneció con una brisa fresca que anunciaba la llegada del invierno. Los estudiantes de Villa Verde llenaban los pasillos de la escuela con sus abrigos y bufandas, ajustándose a la rutina diaria. Sin embargo, para Sparta, ese día se sentía diferente. Había una ligera inquietud en su pecho, una mezcla de anticipación y nerviosismo que no lograba sacudirse.
Raptor no estaba en su casillero como lo había estado el viernes. Sparta sintió una pequeña punzada de decepción, aunque trató de convencerse de que no era nada. Después de todo, solo habían pasado un día juntos; no significaba que Raptor tuviera que cambiar su rutina.
Cuando finalmente se giró para ir a clase, escuchó una voz familiar.
—¡Sparta!
Raptor se acercaba rápidamente, su chaqueta de cuero ondeando detrás de él.
—¡Perdón por la tardanza! —dijo Raptor, un poco agitado—. Me quedé dormido. ¿Cómo estás?
Sparta sonrió, sintiendo cómo su nerviosismo se desvanecía un poco.
—Estoy bien. Solo preparándome para la primera clase. ¿Y tú?
—También bien, aunque aún me estoy acostumbrando a esta escuela. —Raptor echó un vistazo a su horario—. Historia, como siempre. ¿Tú?
—Matemáticas. No es lo mejor para empezar la semana.
Raptor sonrió con complicidad.
—Podría ser peor. Al menos no tienes al señor Méndez hablando de la Revolución Industrial como si fuera un sermón eterno.
Sparta se rió, sintiéndose un poco más ligero.
—¿Tienes algo planeado después de clases? —preguntó Raptor, mientras caminaban juntos por el pasillo.
—No, no realmente. Solo deberes.
—¿Te gustaría encontrarnos en la biblioteca? —sugirió Raptor—. He oído que hay buenos libros sobre la historia del pueblo. Podríamos echar un vistazo juntos.
Sparta levantó una ceja, sorprendido.
—¿Te interesa la historia local?
Raptor se encogió de hombros, pero en su mirada había algo más, una especie de invitación tácita.
—Podría ser interesante. Además, podría ser una buena manera de pasar el rato. ¿Qué dices?
Sparta asintió, no tanto porque le interesara la historia, sino porque la idea de pasar más tiempo con Raptor lo atraía de una manera que no entendía del todo.
—De acuerdo. Nos vemos allí después de clases.
Raptor le dio un último toque en el brazo antes de dirigirse a su aula.
—No faltes —le dijo con una sonrisa que hizo que Sparta sintiera un cálido hormigueo en su pecho.
El resto del día pasó como un borrón para Sparta, que se encontraba mirando el reloj con más frecuencia de lo habitual. Estaba impaciente, deseando que las clases terminaran para poder ir a la biblioteca. Cuando finalmente sonó el timbre, Sparta recogió sus cosas y se dirigió directamente allí.
Raptor ya estaba esperándolo, sentado en una mesa en la sección de historia, rodeado de libros polvorientos. Al verlo llegar, Raptor levantó la vista y sonrió.
—¡Aquí estás! —dijo, señalando la silla frente a él—. Pensé que tal vez te habías arrepentido.
Sparta se sentó y miró los libros que Raptor había elegido. No eran nada extraordinario, pero el simple hecho de estar allí, juntos, hacía que todo pareciera más interesante.
—No soy un gran lector, pero haré una excepción —bromeó Sparta, abriendo uno de los libros.
—Siempre es más fácil con buena compañía —respondió Raptor con una sonrisa.
La tarde transcurrió en un susurro de páginas y risas suaves. Hablaban de cualquier cosa que les viniera a la mente, dejando que la conversación fluyera naturalmente. Sparta se sorprendió de lo fácil que era hablar con Raptor, de cómo parecía que sus mundos se entrelazaban de manera casi perfecta.
Con el paso de las horas, se dieron cuenta de que hablaban menos de los libros y más entre ellos. Raptor comenzó a compartir historias de su vida antes de llegar a Villa Verde, y Sparta se encontró haciendo lo mismo, revelando aspectos de su vida que normalmente mantenía para sí mismo.
—Es extraño cómo puedes sentirte más cercano a alguien que acabas de conocer que a personas que has conocido toda tu vida —dijo Sparta en un momento de reflexión.
Raptor lo miró, sus ojos, uno verde y otro rojo, brillando con una intensidad que hizo que Sparta se estremeciera.
—No siempre es cuestión de tiempo, sino de conexión —respondió Raptor, con una voz suave pero firme—. Algunas personas simplemente encajan de inmediato, como si estuvieran destinadas a encontrarse.
Las palabras de Raptor resonaron en Sparta, como si hubieran tocado algo profundo dentro de él. Se quedó en silencio, reflexionando sobre lo que eso significaba.
Cuando la bibliotecaria les informó que estaban a punto de cerrar, ambos se levantaron, estirándose después de haber estado sentados tanto tiempo.
—Creo que tenemos un buen comienzo —dijo Raptor, guardando las notas que habían tomado—. Podríamos continuar mañana, si tienes tiempo.
—Me parece bien —respondió Sparta, sintiendo una emoción creciente ante la perspectiva de pasar más tiempo con Raptor.
—Nos vemos mañana, entonces.
Salieron de la biblioteca juntos, caminando bajo el cielo oscurecido. Mientras caminaban, Sparta no podía dejar de pensar en cómo, en tan poco tiempo, Raptor había comenzado a ocupar un lugar importante en su vida. Había algo en él que lo atraía, algo que iba más allá de la amistad.
Cuando finalmente se despidieron, Sparta sintió que algo había cambiado. Sabía que lo que estaba empezando a sentir por Raptor era más que simple amistad, y aunque eso lo asustaba un poco, también lo emocionaba.
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Colores Opuestos (Spartor)
FanficUna historia de romance escolar entre dos chicos cuyas diferencias los unen, desvelando un amor inesperado en medio de contrastes.