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     La última hija de Viserys y Alicent Targaryen era una chica bastante peculiar, siempre sumergida en sus pensamientos. Compartía algunas similitudes con su hermana Heleana, pero no eran igual. A diferencia de la menor, ella sabia cuando tenía que volver a la realidad, cuando tenía que enfrentar algo duro.

Daenerys Targeryan era su nombre, la primera con él. No hacia falta entrar en su apariencia. Igual que cualquier Targaryen. Cabello blanco como la nieve, ojos violeta que te hacía perderte en ellos, piel pálida. Era muy hermosa, todos decían eso. Muchos pretendientes la cortejaban, pero ella era lo que menos quería. Sabía que en cualquier momento debía de formar una familia, casarse y ser buena esposa pero ahora mismo no pensaba en eso.

Por ser la menor fue enviada junto a Antigua junto con su hermano Daeron. Nunca supo la razón por la que sus padres decidieron que tomara esos caminos. Primero habían enviado a su hermano y unos 3 años después a ella. Aunque a veces llegaba a visitarlos, la relación con sus padres se había deteriorado, pues su comunicación era solo a base de cartas.

Durante sus años en aquella casa aprendio a cosas que normalmente las princesas no debían de hacer, una de esas, era luchar.

—¡Ja! Te volví a ganar —se burló la joven con una gran sonrisa en sus labios. Su hermano mayor que ella estaba en el suelo abatido.

—No fue justo, pase una semana entera sin entrar —se excusó poniéndose de pie con algo de vergüenza.

—No es mi culpa que te enfermeras —lo ayudó tomándolo del brazo—. Vamos, me muero de hambre.

Los dos dejaron sus espadas en el estante y se sacaron la armadura que los protegía para entrenar.

Cada tarde ambos bajaban al área de combate para mejorar en sus técnicas. A pesar de que Daenerys había recibido varios reclamos por parte de su tío abuelo Lord Ormund Hightower sobre como se vería una princesa como ella entrando y ensuciandose, al final logró convencerlo siempre y cuando no se dedicará a ser un Guardia, sino una princesa como se debe.

Durante la cena, todos los presentes estaban callados, hasta el Lord Ormund Hightower habló:

—Su madre Alicent mandó una carta —los dos hermanos dejaron de comer para prestar atención—. Dice que su padre está más enfermo, piensa que es mejor que estén con el. Supongo por si...

No dijo nada más. Los rostros de todos eran pensativos. Las últimas cartas de Alicent no decían nada sobre si la enfermedad había avanzado. La última vez que lo vio fue cuando la familia se reunió para el fallecimiento de la esposa de su tío Daemon. Daenerys recordaba como se veía el rey aquella vez. Andaba en bastón y su cabello se caía. Ahora no lo imaginaba peor.

Obsesión [Jacaerys Velaryon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora