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La sala de estar estaba sumida en la penumbra, iluminada solo por la luz parpadeante de la pantalla del televisor. La película de terror que estábamos viendo, "La Casa de los Susurros", había alcanzado un momento culminante. El sonido de un grito desgarrador resonó en la habitación, y sentí cómo Кейла se encogía a mi lado, buscando refugio en mi brazo. Su reacción era un cóctel de miedo y emoción, y yo, atrapado en un torbellino de sentimientos, no sabía si era el terror de la película o la cercanía de Кейла lo que me hacía el corazón latir con tanta fuerza.

K- ¡Dios mío! - exclamó Кейла, aferrándose a mí con más fuerza - ¿Viste eso? ¡Qué horror!

P- Sí, lo vi - respondí, intentando mantener la voz tranquila, aunque mi mente estaba en otro lugar. La forma en que se abrazaba a mí me hacía sentir una mezcla de felicidad y ansiedad.

La película continuó, pero mi atención se desvió cuando el sonido de un mensaje interrumpió el ambiente tenso. Кейла soltó un suspiro y tomo su celular que estaba en la mesita de centro justo frente a nosotros. Miró la pantalla y una sonrisa iluminó su rostro.

K- Es Sutefany - dijo, con un brillo en los ojos que me hizo sentir un pequeño pinchazo de celos - Me dice que va a venir a visitarme este fin de semana.

P- ¿Sutefany? - pregunté, intentando sonar indiferente, aunque mi corazón se aceleró. Recordaba a Sutefany de las historias que Кейла me había contado. Una amiga de la infancia que había estado en su vida desde siempre.

Incluso en su vida anterior, ella habían digo amigas muy cercanas.

K- Sí, ella vive en otra ciudad. ¡No puedo esperar a verla! - dijo Кейла, emocionada - Siempre hemos tenido un vínculo especial.

P- Yo la conocí cuando era niño - respondí, tratando de mantener la conversación ligera - No fue una experiencia muy agradable, la verdad. Me trató un poco mal.

Kейла frunció el ceño, sorprendida.

K-¿En serio? No puedo creerlo. Sutefany es una de las personas más buenas que conozco. Seguro que ha cambiado desde entonces.

P- Quizás - dije, encogiéndome de hombros -  La gente puede cambiar, pero a veces las primeras impresiones son difíciles de olvidar.

K- Eso es cierto - admitió Кейла, mirando hacia la pantalla, aunque su mente parecía estar en otro lugar - Pero creo que deberías darle otra oportunidad. La gente crece y aprende de sus errores.

La conversación se desvió hacia la película nuevamente, pero mi mente seguía atrapada en la idea de Sutefany. ¿Qué pasaría si ella venía y todo cambiaba? La idea me inquietaba, pero no podía dejar que eso me afectara. Tenía que concentrarme en el momento presente.

A medida que la trama de la película se volvía más intensa, Кейла se aferró a mí una vez más. Su calidez me envolvía, y por un instante, todo lo demás desapareció. La oscuridad de la sala, los gritos de los personajes en la pantalla, todo se desvaneció, y solo existíamos nosotros dos.

K- ¿Te gustaría que viniera Sutefany a pasar el fin de semana? - preguntó de repente, rompiendo el hechizo que nos envolvía.

P- Claro, si eso te hace feliz - respondí, aunque una parte de mí se sentía traicionada. ¿Por qué no podía ser yo quien la hiciera sonreír así?

K- Eres un buen amigo, Patrick - dijo, mirándome con esos ojos que siempre me dejaban sin aliento - A veces me pregunto cómo sería mi vida sin ti.

Su comentario me hizo sonreír, pero también me llenó de dudas. ¿Realmente pensaba eso? ¿O era solo una forma de decir que me necesitaba como amigo? 

Ni Mil Años Es Suficiente Tiempo Para Amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora