CAPITULO 11

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Trey

Dejé de lado las acusaciones de Mateo contra mí y sentí que mi tiempo en aquella fiesta se había terminado, además de que ya no encontraba a Daven en ningún lado y tras tampoco ver a Emily mi mente se empezó a hacer ideas de que tal vez ellos dos se habían ido juntos, aunque cierta pequeña parte de mi quería creer que eso no era verdad.

Un poco después de que saliera de la fiesta empezó a llover demasiado y agradecí a verme ido antes de que la lluvia me empapara.

Mientras conducía a casa, pasando por un puente en medio de toda la lluvia vi una silueta un tanto familiar. Estaba empapada en lluvia mientras estaba sentada frente al barandal manteniendo su mirada fija en la dirección del rio. Detuve mi auto a unos pocos metros de ella, tomé mi paraguas y salí del auto encaminándome a donde ella estaba.

No podía dejar que ella estuviese ahí en medio de la noche mientras se mojaba.

En lo que me acercaba empecé a escuchar sus sollozos, su cuerpo temblaba y no sabía decir bien si era por el frio de la noche sumado a la lluvia o un efecto de su sollozo. La cubrí con el paraguas en silencio sin saber bien como consolarla o si eso era lo que ella quería, se calmó tras unos minutos y le extendí la mano la ayudarla a levantarse, la tomo mirando al piso mientras murmuraba un lo siento.

No entendí por qué se disculpó, pero ignore eso y abri la puerta de mi auto para que ella entrar, me miro dudosa y confundida.

-No voy a secuestrarte, tranquila.

Di mi mejor sonrisa y aun con duda entro. Dejé el paraguas en la parte de atrás mojándome un poco antes de entrar al auto, me puse el cinturón de seguridad y ella me imito en silencio. No sabía en donde ella vivía como para ir a dejarla y temía preguntar al estar ella tan vulnerable, la única idea que paso por mi mente fue llevarla a mi casa para dejar que se secara y luego preguntar en donde vive.

-¿Tienes frio?

Fue lo único que se me ocurrió preguntar, aunque sabía que era más que obvio que sí, ella no respondió y solo apretó un poco los labios mientras encendía la calefacción del auto.

El ruido de la lluvia fue el único sonido durante todo el camino, ella no miraba nada que no fueran sus manos en su regazo. Cuando me estacione frente a mi casa salí primero tomando el paraguas y abriendo la puerta de ella evitando que se mojara.

Entramos y me quite la chaqueta mojada corriendo a mi habitación para poder darle algo de ropa seca. Tome una sudadera mía y un pantalón de pijama de mi mamá junto con unas zapatillas, baje y ella seguía parada en la entrada un tanto nerviosa.

-Es mejor que no agarres un resfriado –le extendí la ropa y ella lo acepto- el baño esta al fondo a la izquierda.

Ella asintió y se fue en silencio. Ya que yo también me estaba congelando por haberme mojado empecé a hacer chocolate caliente, fui por una ropa cómoda y bajé justo cuando ella estaba saliendo del baño. Sonreí un poco bajo al ver que la sudadera que le di le quedaba bastante grande.

-Estoy haciendo chocolate, a tu estomago le encantara.

Le indiqué que se sentara en la isla de la cocina mientras sacaba el chocolate en dos tazas y ponía tres masmelos en cada taza, me senté frente a ella colocando su taza a unos centímetros.

Lamio su labio inferior antes de tomar la taza y empezar a soplar para que se lo pudiera tomar. Hice lo mismo y al cabo de unos minutos ya nos habíamos acabado el chocolate, pero la lluvia seguía resonando afuera.

-Sé que dije que no te secuestraria, pero no te puedo llevar a casa con esta lluvia.

-Perdón.

-¿Mhm? ¿Por qué? Tu no controlas el clima.

-No es por eso, es por...

-¿Tienes tu celular? Será mejor que llames a tus padres para que no se preocupen. –La interrumpí y tomé ambas tazas para lavarlas.

Suspiro y asintió mientras mandaba un mensaje. Cuando la vi un poco mejor noté la hinchazón de sus ojos y que su piel estaba casi tan pálida como la de un fantasma, era casi probable que ella estuviera a nada de enfermarse. Justo en ese momento escuchamos llaves al otro lado de la puerta y al segundo siguiente mi mamá entro un poco mojada, su atención se dirigió al instante en la figura de Emily.

-Mamá, pensé que llegarías más tarde.

-Buenas noches, perdón por estar aquí, su hijo ya estaba por llevarme a mi casa.

-¿En esta lluvia? Nada de eso, parece que nos cayó una pequeña tormenta y no me gustaría que te mojaras. –Mi mamá dejo su saco en la entrada y se acercó a ella. –Si quieres puedes pasar la noche.

-No podría de verdad, no creo que mis padres me dejen además de que no quisiera causar molestias.

Le dijo más palabras a mi mamá en menos de un minuto que a mí en todos estos dos años que llevábamos juntos.

-Está bien, estoy segura de que a tus padres les agradara que pases la noche en una casa antes de ir a buscarlos en toda la tormenta.

-Señora, de verdad no quiero molestar.

-Llama a tus padres para que puedas preguntarles y si no mismo te dan el permiso entonces yo iré a dejarte. Y por favor llámame Margaret.

-Mamá. –Intente interrumpir, pero ella me miro de cierta forma molesta.

-Te he enseñado demasiados modales como pare que no lleves a una señorita a su casa cuando tiene el riesgo de resfriarse, ni pareces mi hijo.

-Mamá. –Mire a Emily quien parecía no saber cómo actuar y al mismo tiempo parecía que quería estallar en risa.

-Nada, si ella se queda vas a dormir en el sillón.

Sentí la mayor vergüenza de mi vida al ser reprendido por mi mamá enfrente de la única chica que había llevado a casa. Mi rostro se había levemente sonrojado por la vergüenza.

-¿Puedo hablar yo con tus padres? –Volvió a dirigir su atención a Emily.

-No quiero que se moleste.

-Está bien, yo hablare con ellos ya que sé que no se lo pueden tomar muy bien.

Dudosa Emily le entrego el celular a mi madre y se apartó un poco para poder conversar sin complicaciones, ambos nos quedamos en silencio en la cocina hasta que mi mamá volvió.

-No hay problema, solo tenemos que devolverte sana y salva mañana.

-Ma.

-Tu dormirás en el sillón ya que la habitación de invitados está pintándose.

-¿No puedo dormir contigo?

-Ya estas grande, además pobre de la chica que está viendo a un niño inmaduro.

<<Tierra trágame y no me vuelvas a escupir en mil años.>>

Al final tuve que terminar durmiendo en el sillón mientras Emily disfrutaba de la comodidad de mi cama, no pude dormir hasta cerca de la madrugada ya que mi mente se estaba haciendo varias preguntas que sabía que era indecente preguntarlas o tal vez la incomodaría. Ella posiblemente no me diría nada, pero aun así no pude evitar preocuparme pensando en que tuvo que pasar para que ella terminara llorando en medio de la lluvia.

La belleza de lo rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora