CAPITULO 12

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Trey

Fue la peor noche de mi vida. Me caí del sillón en algún momento de la noche y me dolía todo el cuerpo. Aunque ya eran cerca de las 10 am, Emily no asomaba, ¿es posible dormir tanto?

Hice de desayuno batido de mora con fruta picada, de seguro ella necesitaba energía ya que siempre estaba cansada y el llorar anoche tuvo que quitarle más energía y por eso seguía durmiendo.

-Su ropa ya está lavada, pero su chaqueta aún no se termina de secar. –Dijo mi madre mientras volvía de la zona de lavandería.

-Está bien, puede ir a casa con mi sudadera. –Alzo una ceja.

-¿Es alguien especial?

-No, solo es una compañera de clase.

Justo en ese momento ella estaba bajando las escaleras mordiéndose el labio inferior, su rostro aparentaba nerviosismo e inseguridad. Su cabello estaba suelto y colocado a ambas partes de sus hombros.

-Buenos días. –Saludo mi madre.

-Buenos días. –Sonrió un tanto avergonzada.

-Te llevare a tu casa en una hora para que puedas comer y cambiarte.

Asintió y se sentó junto a mi madre para poder comer, estuvo en silencio la mayor parte del tiempo, aunque cuando mi madre le preguntaba algo siempre respondía con cierto rubor en sus mejillas como si le diera pena responder.

Cuando se cambió le indique que se quedara con mi sudadera puesta ya que todavía hacia frio afuera, llevo su chaqueta a mano y se despidió de mi madre agradeciéndole por dejarla pasar la noche.

A mí no me agradeció ni por dejarla dormir en mi cama.

Me dio las indicaciones para llegar a su casa y al cabo de unos treinta minutos llegamos, me estacione frente a su casa y la mire quitarse el cinturón de seguridad.

-¿Quieres que te la devuelva ahora? –Dijo señalando la sudadera y negué.

-Mejor abrígate para que no te resfríes, ya podrás devolvérmela en algún otro momento en donde no haga tanto frio.

-Gracias.

-Solo abrígate bien.

-No, gracias por ayer y por darme ropa seca. –Sonreí.

-No hay de que, nos vemos mañana en clase.

Asintió y luego salió de auto, espere hasta que ella entrara en su casa para poder irme de nuevo a la mía. Su agradecimiento hizo que mi mente hiciera eco al recuerdo de como la encontré ayer, en estos años solo la había visto llorar una vez en clase y me quede con la duda del porque lo había hecho, pero ahora también estaba teniendo la duda del porque lloraba.

Mi mente tiende a darle muchas vueltas a temas que suelen intrigarme demasiado, pero ella parece que cada que puede vuelve a meterse en mis pensamientos.

-¿Qué paso ayer? –Fue lo primero que dijo mi mamá cuando entre a casa.

-No lo sé, me la encontré en medio de la lluvia después de que me fuera de la fiesta.

-Sus ojos estaban hinchados.

-Sí, lo sé, pero no sé qué fue lo que la hizo llorar, solo la encontré así.

-¿La acosaron o molestaron en la fiesta?

Recordé que antes de que ella desapareciera estaba hablando con Daven, pero no creo que él sería capaz de hacerle algo así por más que me cueste no pensarlo. Lo conocía y sabía que no era probable que el fuera el causante de su llanto.

-No lo sé.

Mi madre me miro intentando saber qué era lo que estaba pasando por mi cabeza en ese momento, pero para ser sincero ni yo sabía con exactitud qué era lo que estaba pensando, solo pensaba sin tener algún motivo fijo. Mi madre termino entendiendo y dejo el tema pasar, y me hubiera encantado que mi mente hubiera hecho lo mismo, pero cada vez que intentaba pensar en otra cosa la imagen de ella llorando volvía a mi cabeza.

La belleza de lo rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora