Capítulo V - Cuatro puntos

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Capítulo V
Cuatro puntos

- Llegas tarde - le dijo Elinor una vez estuvieron a solas en el cuarto de la colorina

- Mamá - se quejó alargando la palabra

- No busco pelear, solo es una observación - agregó rápidamente mientras traía consigo el vestido que su hija usaría - estos Lords no son igual que los demás - le explicaba - valoran la puntualidad

- Lo sé, buscan a una mujer virtuosa - murmuró aburrida - yo no soy lo que buscan

- Mérida, tu eres una princesa, eres una mujer virtuosa - le corrigió - eres más que perfecta - le dijo dejando el vestido al lado de esta, para luego agarrar su rostro entre sus manos - nunca digas lo contrario - le susurro con amabilidad y cariño

- No quiero esto madre - susurró desviando la mirada

Elinor guardó silencio, sopesaba sus palabras, buscaba tranquilizar a su hija y guiarla hacia el deber, pero ahora ni siquiera la reina estaba tan segura de sus propias tradiciones, años atrás era más fácil seguir las reglas prescritas, ahora entendía la injusticia en todo aquello, no podía obligar a su hija a una vida de dolor y sufrimiento, no podía contar con que Mérida tuviese la misma suerte que ella con Fergus, no queria obligarla, pero tenia un deber con su pueblo.

- Lo sé, pero es el deber - respondió despejando su rostro - es mejor que te cambies, no debemos hacerlos esperar más, tu padre no tiene ni idea de qué hablar con ellos, son algo... Cómo decirlo... - murmuró buscando la palabra en su cabeza

- Estirados - completó su hija

- Refinados - corrigió, Mérida rodó los ojos

- No estoy lista para esto, madre, creo que jamás estaré lista para esto - soltó como un quejido, alisaba sus cabellos buscando calmar su exasperación

La reina miró una vez más a su hija, sabía a lo que se refería, sabía que Mérida ya no era la misma adolescente que años atrás, ahora era una mujer, pero seguía siendo su pequeña valiente que jugaba aún con sus flechas en el bosque. Tomó una gran bocanada de aire recordando las palabras que había ensayado con su esposo años atrás, sonrió levemente antes de responderle con calma y empatía.

- Entiendo que esto te parezca muy injusto, también yo tuve mis dudas cuando me comprometieron, pero no podemos huir de lo que somos hija

- No quiero que termine así mi vida - dijo afligida - solo quiero mi libertad

- ¿Pero deseas pagar el precio por esa libertad?

Mérida guardó silencio, su madre tenía razón, no podía pagar su libertad. Los años transcurridos habían mellado en el fornido rey, la vejez le estaba empezando a cobrar factura y sus fuerzas ya no eran las de antaño, su espalda le dolía, se cansaba con rapidez, su corazón comenzaba a fallar, la mortalidad era una amenaza constante al trono, eso lo sabia la princesa. También sabía que los primogénitos de los otros clanes ya estaban casados, algunos ya habían tomado mando del liderazgo de sus clanes, mientras el restante lo haría al finalizar el año, era cuestión de tiempo para que alguno se quisiera imponer sobre el rey del clan.

La reina ayudaba a la colorina con su corset mientras esta tomaba su cabellos en un elaborado y gran chongo, sus rizos caían dándole una apariencia más desordenada de lo que pretendía, pero con más sobriedad si no lo hubiese hecho.

- Tienes que tratar de ser agradable - le recordó mientras acomodaba sus cabellos sueltos

- Lo intento - replicó

El Secreto de los Guardianes : El Encantador de Dragones / SEGUNDA PARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora