No te enamores. Solo tu puedes romper mi corazón. [Secuela de DNAC]

Viviendo con el diablo.

Alice. (Actualidad)

Escucho algo quebrarse, giro mi dorso hacia Cameron quien se encuentra en su lugar anotando algo en su libreta, o bueno, eso creía. Pues la pluma que antes sujetaba en su mano derecha ahora esta rota y toda la tinta negra que antes usaba para escribir comienza a manchar su mano y manga de su sudadera gris. Sus ojos se encuentran perdidos entre sus apuntes y un punto fijo en el suelo.

— ¿Estas bien? -pregunto sobresaltada en mi lugar. 

No me muevo ni un centímetro del sillón en el cual me encuentro, no lo hago por miedo, porque el recuerdo de Shawn aparece en mi cabeza cada vez que noto como alguien se exalta o altera por mi culpa, lo recuerdo...

8 meses antes. 

Camino rápido por la cera perimetral de la tercera avenida mientras me abrazo con fuerza e intento transmitirme calor. El frio del invierno ha llegado muy pronto y a pesar de que California es una zona cálida, en las últimas horas se ha dado aviso de una ola de frío desprendida del polo norte y ha arrasado en gran parte de América del norte y cómo esta noticia lo dijo un hombre y no una de esas mujeres que salen a dar el clima solo para mostrar su falso cuerpo, no hay otra opción que creerle.  Digo, él es el experto, no yo.

Mis mejillas comienzan a ponerse rojas al igual que mi nariz, los pies los tengo helados y si no fuera porque llevo una chamarra de lana y mi mochila colgando de ella podría asegurar que me daria alguna pulmonia. Y para mi mala suerte mi auto se ha averiado debido a unos problemas con el aceite de frenos, lo cual es muy extraño, debido a que siempre tuve cuidado manejando y le he dado mantenimiento a su debido tiempo. 

Un extraño escalofrío me recorre la columna cuando doblo a mi cuadra, de nuevo siento esa sensación de que alguien me observa. Un nudo se comienza a formar en mi estomago, siento como mi cuello y rostro comienzan a hormiguear y mis manos a temblar, no por frio sino por algo más. Miro por sobre mi hombro en un intento de saber si alguien me esta siguiendo, pero no es así.

De hecho, no hay nadie en la calle y comienzo a sentirme más paranoica por el completo silencio y tranquilidad que hay a mi alrededor. Esto no es muy normal, es común ver pasar autos, chicos fumando, algunos jovenes jugando e incluso a ancianos alimentando a las palomas, pero ahora... ahora todo esta solo. 

Comienzo a caminar más rapido, sintiendo mi respiración agitada y como mis pulmones comienzan a congelarse por las bocanadas de aire que comienzo a tragarme. Justo cuando estoy por llegar a mi departamento escucho unos paso correr hacia mí, no miro atrás, en su lugar decido correr hacía mi casa, busco en mi bolsa de la chamarra mis llaves y las comodo entre mis nudillos, lista por si alguien quiere atacarme. 

Llego a mi edificio, el cual consta de cuatro pisos y uno subterráneo, el cual he decidido rentar. a diferencia de los demás, este cuenta con una puerta de metal, la cual se abre si se arrastra, sin embargo, me las he arreglado para que cuente con un sistema de seguridad que me protege siempre, como ahora.

Abro la puerta del departamento, entrando con rapidez al escuchar los pasos bajar por las escaleras que antes tome. Cierro la puerta con seguro, sujeto la manija con mis manos con fuerza y rezo porque no intente forzar la puerta, espero uno, dos, cuatro minutos, pero no pasa nada. De hecho he dejado de escuchar los pasos y mi corazón comienza a regular sus latidos. 

Lanzo un suspiro al aire, pegando mi frente en la puerta mientras dejo caer mi mochila a un lado mio. Apoyo una mano en la puerta mientras trago saliva y justo entonces lo escucho toser.

— Llegaste temprano -su voz me hace palidecer. 

Me giro lentamente, notandolo servir unos platos de comida en el comedor sin mirarme. No, no, él no puede estar aquí. No, él... él ni siquiera tiene llave, ¿cómo mierda entró?.