Culpa y Engaño

Capítulo Trece

El tono de Ohm no dejaba duda de que realmente sentía lo que decía.

—Pero tú...

—Shhh... —lo acalló cerrando sus labios suavemente con el dedo índice—. ¡No te imaginas cómo me he sentido mientras leía el informe médico y veía esas fotos tuyas!

—Dime cómo te has sentido. Ayúdame a imaginarlo...

¿Confiaba en él Ohm, pero había estado demasiado obcecado como para admitirlo?

—Estaba furioso. Confuso, abrumado, y en cierto sentido, ciego. Dion era mi primo.

Lentamente, Fluke fue soltando la colcha para tomar la mano de Ohm.

—¿Es por eso por lo que no has dicho nada?

—Sí —Ohm acarició su labio inferior con el pulgar, y con la otra mano lo
abrazó.

Fluke sintió una sensación familiar. Pero no quiso ceder a ella. Aquello era muy importante.

—¿Y ahora? —preguntó.

—Si me dices que el cielo es verde, te creo... –él rozó sus labios contra los de Fluke.

—¡Ah! —suspiró.

—¿Vas a volver a la cama conmigo? —preguntó Ohm, inseguro.

Aquel hombre era un enigma, pensó Fluke. Tan seguro siempre... Y tan inseguro en aquel momento. Lo desconcertó tanto que no pudo reaccionar durante unos segundos. Él se cansó de esperar, porque lo alzó en brazos, con colcha incluida, y lo llevó a la habitación.

—¿Ya no tengo alternativa? —preguntó.

—Te di una alternativa, pero no protestaste. Quieres volver a nuestra cama, y yo necesito que estés allí conmigo. Así que allí vamos.

Necesitar... ¿Realmente lo necesitaba? Aunque se refiriese al deseo, el hecho de que lo deseara a él, y a ningún otro, le daba esperanzas.

—Allí iré —respondió, hundiendo la cabeza en el hueco del hombro de Ohm. Él se estremeció y lo abrazó más fuerte.

Cuando llegaron a la habitación, lo dejó en la cama y le quitó el albornoz.

—¿Has cambiado de parecer acerca de que no haya sexo? —preguntó.

—No —Ohm lo miró—. Nosotros hacemos el amor. Nunca ha sido sexo solamente. Jamás fue un instinto animal que pudiera ser satisfecho por cualquier otra persona.

«¡Oh, cielos!», pensó Fluke con los ojos llenos de lágrimas. «No deberías decir cosas como ésas».

Fluke no podía hablar de la emoción. Ohm estaba allí de pie, esperando que él le contestase si lo aceptaba.

Fluke abrió los brazos y él fue a su encuentro con toda su pasión.
Hicieron el amor tiernamente.

Fluke se emocionó.

—¿Qué sucede, moro mou?

No quería mirarlo mientras se lo decía, así que ocultó su cara en su pecho.

—Dion y yo dejamos de hacer el amor a los cuatro meses del embarazo de Nyssa,cuando Dion descubrió que era una niña también. A mí no me importó. No era como hacer el amor contigo. Y luego, cuando descubrí que había estado teniendo aventuras durante todo el matrimonio, me alegré de no haber seguido teniendo relaciones con él. No quería arriesgarme a que me contagiase cualquier enfermedad porque él quisiera probar su virilidad acostándose con cualquiera que se le presentase. Entonces se acabó su amor, si lo hubo alguna vez.